Políticas

1/4/1999|620

Sólo los trabajadores pueden darle una salida a la crisis

La situación del movimiento obrero exige ver todos los contrastes y sacar las conclusiones. Los trabajadores están sufriendo la peor ofensiva que hayan conocido en toda su historia y, al mismo tiempo, existen luchas que arrancan victorias y procesos en los que el activismo se lanza a recuperar sus organizaciones o a crear otras nuevas para sostener sus reclamos. Recientemente, ante el despido de 230 trabajadores en Telefónica, se decidió el paro general en la empresa y un plan de lucha que impuso una victoria transitoria reincorporando a los compañeros durante la conciliación. Casi al mismo tiempo, los trabajadores de Cables UTA (Smata) doblaron el brazo de la patronal y la burocracia impidiendo el despido de 150 trabajadores. Los docentes bonaerenses de la Matanza acaban de arrancar una pequeña pero significativa victoria contra la política de cesantías y han fijado una “autoconvocatoria” para extender esta lucha. Antes, la asamblea del Smata Córdoba votó, a instancias del activismo de Renault, la exigencia de un reparto de horas y obligó a un cambio de planes a la patronal. 

Existen al mismo tiempo procesos de reorganización del movimiento obrero como la victoria de la lista clasista en Interpack (gráficos) o, antes, la lucha en el golpeado gremio ferroviario que culminó provisoriamente en una nueva comisión interna en Victoria, basada en la reincorporación de los despedidos. 

Estas luchas y estos procesos se dan en una circunstancia en la cual la burocracia ‘empresarial’ y la opositora están absolutamente inmovilizadas y encadenadas a las políticas de los partidos patronales. Por esta misma razón, cobran doble importancia y revelan que el problema número uno del movimiento obrero es su crisis de dirección y que allí donde existe una mínima fracción organizada del activismo se puede salir adelante. 

Entre la espada y la pared 

El razonamiento común de todas las direcciones del movimiento obrero es: “cedamos en todo para mantener un mínimo de ocupación”, una política que los identifica como rehenes del gran capital, pero que ha fracasado en toda la línea. En los últimos días, ha habido pronunciamientos de los ‘capos’ de Volkswagen y Peugeot advirtiendo que la crisis no tolera la existencia de 11 terminales, por lo que está planteado el cierre de grandes plantas. Como dijimos, “todos los metalmecánicos están en situación de despido”. 

Como consecuencia de que los capitalistas y sus representantes políticos —PJ y Alianza, en primer lugar— han cerrado filas en tomo de la decisión de seguir descargando la crisis sobre los trabajadores, la situación social y política habrá de empeorar y las organizaciones obreras y populares van a enfrentar situaciones mucho más difíciles. Esto torna aún más acuciante la necesidad de que las organizaciones obreras rompan con los partidos patronales y construyan una alternativa independiente, y que los activistas y luchadores superen a las burocracias de estas organizaciones, que los han llevado y los siguen llevando a un punto muerto. La posibilidad de poner en marcha una movilización nacional para impedir los despidos, arrancar el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario y el subsidio al desocupado de 500 pesos para todo trabajador/a mayor de 16 años, depende de esta política. 

Unir a la vanguardia 

Como los golpes del capitalismo obligan a los trabajadores a buscar una salida nueva en todos los terrenos, debe madurar la idea elemental de que el obrero debe construir su propia alternativa política y no ser víctima ni hacer seguidismo a la clase que lo explota. 

El sábado 17 de abril se reunirá una Asamblea Nacional convocada por sectores de la vanguardia trabajadora para discutir una estrategia política y un plan de acción, para construir una alternativa obrera independiente. Para darle a la lucha en curso una unidad y un alcance nacional, para organizar esta lucha en función de una perspectiva independiente de los partidos patronales. 

Esta Asamblea Nacional de Activistas requiere de más y más convocantes, algunos de los cuales se expresan en estas páginas. Unir a la vanguardia obrera o a una fracción importante de ella para enarbolar una política propia significaría, por sí solo, un dato clave en la actual crisis política.