Políticas

8/9/1994|427

Stalin, Yeltsin y el “Cavallo” Alvarez

Para un individuo que suda democracia, la exigencia del “Cavallo” Alvarez de que el Frente Grande se convierta en partido es poco menos que un retorno al stalinismo. Partido único, identificación de aliados e idiotas útiles —todo esto viene del arsenal del stalinismo. Que el recurso se aplique hoy para reclamarle la disolución al Partido Comunista, no debería sorprender a nadie, porque  si hay algo que la historia ha dejado en claro es que entre las víctimas preferidas del stalinismo se encuentran quienes lo siguieron como a su sombra.


De cualquier manera, el “Cavallo” Alvarez no tuvo tiempo de consumar su propósito, cuando ya está actuando al margen de cualquier organización, sea esta única o no. El programa económico que acaba de estrenar se lo escribió una especie de fundación en creación en la que revistaban notorios economistas vinculados a la corrupción y a la dictadura. Al final, resultó mejor observador que político Carlos Corach, cuando acusó al “Cavallo” de anti-comunista en la campaña electoral última. Lo que nadie previó es que el individuo manejaría al FG a fuerza de decretos de necesidad y urgencia, es decir, según sus caprichos. El “Cavallo” Alvarez quiere un partido único sólo después que le haya impuesto la dirección y el programa. Cuando se piensa que todos estos desplantes, el “Cavallo” sólo lo puede hacer debido al respaldo de que goza entre los grandes empresarios y en los medios de comunicación, está claro que el partido único lo están montando los capitalistas del régimen actual.


Para completar el cuadro de situación, sin embargo, hay que señalar algo que la prensa, cómplice del “Cavallo” no difundió ni siquiera un poquito.  Crónica, del pasado 4 de agosto, publica la información aún no desmentida de que al Partido Comunista la Junta Promotora controlada por la banda del “Cavallo”, no solamente le exigió la disolución sino también “la abdicación de la personería y sus bienes a favor del partido del Frente”.


En resumen, al igual que lo que ocurre en Rusia o en el Este de Europa, la pretensión de la pequeña burguesía emergente es apropiarse de los bienes controlados antaño por la burocracia. Cuando no terminaba de reconcerse en el autoritarismo staliniano, el “Cavallo” ya se ha visto obligado a ponerse las ropas del expropiador  Yeltsin. Pero esta similitud también demuestra que es un “Cavallo”, esto porque en nuestras tierras el confiscador número uno no es otro que el actual ministro de Economía.