Políticas

25/1/2001|695

Storani y el espionaje político

En el 506 y en el 2000 también: los aparatos represivos, sigilosos y conspirativos, son el corazón del Estado capitalista. Los profesores centroizquierdistas de la Alianza que consideran esta definición pasada de moda, deberían explicar entonces por qué con los “progresistas” Alvarez, Storani y Cia. sigue vigente la “Ley Orgánica”, que estipula el carácter de la actividad de los “agentes encubiertos” de la Policía Federal.


Se trata de una norma “reservada”, es decir, no pública, nacida bajo la dictadura de Aramburu, en 1958, y perfeccionada por la de Onganía, en la década del ‘60, que ha pasado inmune por todas las administraciones “democráticas”. Establece la naturaleza totalmente secreta del “Cuerpo de Informantes” de la Policía y lo autoriza a todo tipo de “misiones”, incluido el espionaje de los partidos políticos, prohibido por la Constitución Nacional. El “secreto” no es moco de pavo porque “ante requerimientos judiciales o de otras autoridades, el jefe de la Policía Federal estará autorizado a no revelar la existencia del personal del Cuerpo de Informaciones” y, en tal caso, su “personal será instruido en cuanto a la forma en que deba presentarse”, es decir, la forma en que macaneará y mentirá.


Toda esta podredumbre salió a la luz pública cuando, meses atrás, se denunció a una colaboradora de Nueva Dirigencia *Mónica Amoroso* por integrar el supuestamente ignoto “Cuerpo de Informantes”. En el juzgado que entiende este asunto, “una presentación de los representantes actuales de la fuerza policial y el propio Ministerio del Interior (sic) asegura que pueden hacer espionaje político” (Página/12, 26/6).


Hay más: los policías citados a declarar “reconocieron a la mujer como espía asignada a la Legislatura porteña” (ídem). ¿Es amparado en estas “normas” que Storani se propuso infiltrar el público y abierto plenario del Polo Clasista?


La información de Página/12 amerita, entre otras cosas, un juicio político a la cabeza misma del Poder Ejecutivo, responsable del espionaje promovido por Storani.