Políticas

17/4/2020

Suárez contra los trabajadores de la salud y la educación

La deliberación y las asambleas recorren los hospitales.

Las estadísticas marcan una relativa contención del Covid-19 en Mendoza. A un mes y medio del primer contagio en el país, Mendoza tiene 69 positivos. Esta realidad se ve fuertemente condicionada por el crecimiento de los despidos, suspensiones y la misma pobreza que hacen imposible el cumplimiento de la cuarentena.


En recientes declaraciones el gobernador Rodolfo Suárez declaró que “estamos todos en el mismo barco”. Pero esto contrasta por lejos con la realidad. Los niveles de pobreza de la provincia superaban holgadamente el 40% de la población y la desocupación se acercaba a los dos dígitos antes de la pandemia, ahora la situación se ha tornado más crítica.


Pasadas varias semanas de cuarentena los sectores más postergados no han recibido siquiera el bono de $10 mil, las empleadas domésticas, obreros de la construcción, empleados de comercio y distintos oficios han quedado sin ninguna fuente de ingreso. Es lisa y llanamente el derrumbe de economías domésticas que viven el día a día.


Los despidos y suspensiones se cuentan de a cientos en lo poco que quedaba activo de la industria y se extiende a las empresas de servicios, las reducciones salariales oscilan entre el 30% y 50%. Por el contrario, se multiplican los esfuerzos del gobierno provincial para garantizarle, a las grandes patronales préstamos lo más cercano a 0% de interés y la condonación de sus tributos.


La “salud” económica de Mendoza


Según Lisandro Nieri, ministro de Gobierno, la recaudación fiscal cayó en picada durante marzo un 75%. Ingresos brutos, inmobiliarios y automotores son donde se registran las mayores caídas. Esto implica una reducción del 36% de los ingresos provinciales establecidos en el presupuesto 2020.


La economía mendocina venía cayendo. La paralización de la industria alimenticia, la huelga de inversiones en la lengua norte de Vaca Muerta, la paralización de la obra privada y una fuerte retracción de la obra pública son su expresión. Solo crecían los ingresos por el turismo internacional pero este rubro se vio parado en seco por la cuarentena.


Con la cuarentena las tendencias de fondo se han potenciado, colocando a Mendoza en una situación de quiebra del Estado.


“Unidad nacional” contra los trabajadores


El gobierno radical se disciplina a la “unidad nacional” de Alberto Fernández, esto a cambio del envío de fondos. Suárez reclama que se profundice la impresión de pesos, o lo que es lo mismo que se proceda a una nueva confiscación del salario de los trabajadores mediante inflación.


Es posible que con una medida de este tipo tampoco alcance, por eso circula la idea de emitir un bono para los salarios de estatales. Lógicamente este escenario sería la confesión del fracaso del gobierno nacional por hacer frente a la crisis y la declaración de banca rota. La autorización para este “último recurso” ya fue otorgada por el PJ con la aprobación de la ley de emergencia y la habilitación para endeudarse por $20 mil millones de pesos.


Si este escenario progresa las consecuencias ya son conocidas. Mendoza tendría tres monedas: el dólar como moneda de intercambio con el exterior y referencia de precios. El peso, sistemáticamente devaluado, como moneda para intercambio dentro del país. Finalmente una moneda doblemente devaluada (los Petrom) con la cual se pagaría gran parte de los salarios de los maestros y enfermeros, limitada a la circulación local.


Los hospitales marcan el camino


La gran lucha que emprendieron los trabajadores del Hospital Central, ha tenido su correlato con asambleas y medidas de lucha en el Hospital Humberto Notti y el Hospital del Carmen, pero la organización “autoconvocada” se extiende por lo bajo y de manera semiclandestina por la mayoría de los hospitales y varios centros de salud.


El atraso en el pago de los prestadores y contratados de salud fue el detonante para un salto en calidad de la organización de los trabajadores que solo fue apuntalada por el SiTEA y la agrupación Naranja, que vienen actuando en común.


Se impone el impulso de la deliberación de los trabajadores y sectores populares por sus reclamos, pero centralmente por medidas de fondo como la suspensión del pago de la deuda nacional y provincial, establecer la estatización del sistema bancario para parar la fuga de fondos, poner a producir todas las plantas industriales alimenticias cerradas o que suspendan a sus trabajadores.


Impulsemos la deliberación en curso para que el pueblo trabajador intervenga con un planteo propio en la crisis.