Supermercado chino

Correo de lectores

Alan Greenspan ha escrito en su libro La era de las turbulencias, que “los dirigentes del Partido Comunista (chino) se las ven con decisiones muy difíciles” ya que “no se puede tener precios de mercado y a la vez control político. Una cosa excluye a la otra”. En otras palabras, el “co-gobierno” burocracia-capitalistas no puede perdurar indefinidamente. El PCCh se ha cavado su propia tumba.

Sin embargo, burócratas de La Habana o “comunistas” K de Buenos Aires se han destacado como verdaderos escribas del “socialismo con características chinas”. Según sus visiones (ciegas), el imperialismo estaría muy preocupado por el desarrollo del poder político y económico chino. Sarasa…

Instrucción cívica

La restauración capitalista en China está desenvolviendo conflictos sociales (lucha de clases) a una escala nacional sin precedentes. Luchas obreras y campesinas pueden arruinar los Juegos Olímpicos, para lo cual “el gobierno chino impone severas normas” que harán “casi imposible” protestar durante el evento deportivo (Financial Times, 3/8).

“Las marchas y protestas deberán ser comunicadas por escrito con cinco días de antelación” y “la policía mantendrá un fuerte control sobre qué grupos tienen autorización para manifestarse” debido a que, como dijo el jefe de seguridad de los Juegos, “los ciudadanos deben respetar y no atentar contra la libertad y los derechos de los otros” (ídem).

Burócratas, acá y en la China…

Naturalmente, el régimen burocrático chino no sólo se sostiene con la policía. Su burocracia sindical, siniestra como la nuestra, tiene un rol fundamental en la acumulación de capital. El PCCh y su Federación Sindical China (FSTC) es a la restauración superexplotadora china, lo que Moyano, cegetistas y CTA son a la “reconstrucción” de la burguesía nacional.

Las empresas, por ejemplo Wal-Mart, FedEx o McDonald´s “se ven obligadas a acordar con una federación sindical vinculada al gobierno” (The Economist, 31/7). Sin embargo, lo que aparenta ser una manifestación de “presión sindical” es un recurso indispensable del capital para contener una situación social explosiva. La función social de los sindicatos “comunistas” es igual, o peor, a la burocracia sindical de cualquier país capitalista.

Para el capital, transar con la FSC implica “la posibilidad de influir en quién será el presidente de su sindicato y algún margen de negociación en torno del ‘impuesto’ a la nómina del 2% que debe pagarse al sindicato nacional” (ídem). En cambio, los capitales que no transen “no enfrentarán piquetes y huelgas, como podría suceder en Occidente”, y “estarán sometidas a interminables auditorias, investigaciones (…) y acusaciones de violaciones de las leyes de empleo” (ídem).

Como se ve, los métodos burocráticos de los “comunistas” chinos pueden diferir, por “dialoguistas”, de los métodos “extorsivos” de los Moyano, Gerardo Martínez o Yasky. Esto ocurre porque un “piquete” o “huelga” de la burocracia puede encender la mecha de una verdadera rebelión obrera y campesina. El estado de movilización, en sí mismo e independientemente de su contenido, es una amenaza para el régimen.

Socialismo “de mercado”, “con democracia”, “con características…”, “del siglo XXI”, bla bla bla. Los regímenes políticos son de los capitalistas o de los trabajadores; lo demás… Sarasa.