Para un Presidente “transparente” no es poca cosa. Le ordenó a su delegado en el Congreso, Díaz Bancalari, que desconociera los acuerdos previos con la oposición, para autorizar al Jefe de Gabinete a redistribuir fondos del presupuesto sin sujetarse a las disposiciones de la ley de administración financiera.

Por esta vía, informa Clarín, Alberto Fernández podrá disponer de cinco mil millones de pesos para redireccionarlos al pago de la deuda externa.

Elisa Carrió se enojó, pero de ninguna manera al extremo de pedir el juicio político para los involucrados en la maniobra autoritaria.

Los cinco mil millones mencionados superan holgadamente el presupuesto anual de 150 pesos que cobran los casi dos millones de “beneficiarios” de los planes jefas y jefes (que además deben trabajar para tener derecho a esta verdadera miseria).