Políticas

12/8/1993|398

Terrorismo estatal contra los “sin techo”

Con la excusa de las “viviendas ocupadas”, Menem se lanzó a militarizar las villas y los asentamientos y a reprimir a los “sin techo”. A las pocas horas de su llamado a “desalojar por la fuerza”, la policía expulsó, con los métodos de la “Triple A” (policías y vehículos sin identificación, sin órdenes de allanamiento ni resoluciones judiciales), a decenas de familias de las viviendas y tierras ocupadas en Villa Celina, Caballito y Belgrano R. Fracasó en su intento con las familias ubicadas frente al shopping “Alto Palermo” por la desesperada resistencia de sus ocupantes.


“Menem combate “a” la pobreza”, tituló irónicamente el corresponsal en Buenos Aires de “La República”  de Montevideo.


El pretexto para semejante barbarie es nada menos que la “defensa de la propiedad privada”. ¡Pero no ha habido gobierno en la historia argentina que haya violado la propiedad privada tan sistemática y extensamente como el gobierno menemista! Con el “plan Bonex” expropió los depósitos bancarios de decenas de miles de pequeños ahorristas; con la violación de las leyes jubilatorias, confiscó los aportes previsionales que los jubilados han realizado a lo largo de toda su vida; con los impuestos confiscatorios al consumo popular expropió los ingresos de la población laboriosa. ¡No hay sector popular que no haya sido confiscado!


Menem no es el único cínico. Los parlamentarios radicales, que se rasgaron las vestiduras por las órdenes de Menem a la policía, inmediatamente se dieron a la tarea de modificar el código penal y el código de procedimientos para hacer lo que desea el presidente: echar a los ocupantes en forma sumarísima.


Las palmas del cinismo, sin embargo, se las lleva “La Nación”, que lanzó una campaña tan furibunda como mentirosa, sin reparar en el mayor y más antiguo “ocupante ilegal” en la historia, la Sociedad Rural Argentina, que ocupó durante más de un siglo decenas de hectáreas en Palermo, una de las zonas más cotizadas de la Capital Federal, ¡sin pagar un peso de alquiler ni tener títulos de propiedad!


 


“Plan de Convertibilidad” y expulsión de inquilinos


 


La ocupación de viviendas y tierras desocupadas, en la mayoría de los casos inhabitables, es la consecuencia de la desesperación de sectores enteros de los explotados frente a la liquidación de sus condiciones de vida y frente al completo abandono del Estado de la construcción de viviendas para las familias trabajadoras.


Es muy significativo que en los casos que se han dado a publicidad en los últimos días, los ocupantes no sean “marginales” sino trabajadores con empleo (gastronómicos, obreros de la construcción) o jubilados, que no pueden pagar un alquiler.


En Argentina existe un déficit de tres millones de viviendas, que obedece a la especulación inmobiliaria, que restringe artificialmente la“oferta” de viviendas para obtener superbeneficios. Las capas empobrecidas de la población no son un “mercado”…


El “plan de convertibilidad” ha agravado fenomenalmente el histórico déficit habitacional. Desde su vigencia, los alquileres se han más que duplicado; lo mismo ha sucedido con los alquileres de las “pensiones”. El aumento de la desocupación es otro enorme factor de expulsión de inquilinos insolventes.


El gobierno menemista y la clase capitalista que lo sostiene son los directos y únicos responsables de la tragedia habitacional de miles de familias. Los ocupantes no son sus victimarios, sino sus víctimas.


 


Por un programa de lucha para los “sin techo”


 


Defendemos incondicionalmente a las familias ocupantes frente al gobierno, frente a la represión policial, frente al cinismo de la burguesía y frente a la propia justicia burguesa de la misma manera que ayer defendimos a los oprimidos que, desesperados por el hambre y la hiperinflación, atacaron los supermercados.


En uno y otro caso se trata de problemas políticos, donde hay que oponerle al Estado capitalista un programa y una organización.


 


Un programa de los “sin techo”  debe comenzar por el reclamo de la suspensión de todos los desalojos, ¡ni una familia a la calle!  Impuestos confiscatorios y/o expropiación de todos los edificios y viviendas desocupados, sin pago cuando estén en manos de los especuladores inmobiliarios y los pulpos capitalistas (la Giol, donde viven centenares de familias, es propiedad de Pescarmona), mediante indemnización cuando se trate de pequeños propietarios. Refacción de la viviendas y los edificios a cargo del Estado y su venta a los ocupantes mediante una cuota que no supere el 10% del salario. Plan de viviendas bajo control de los trabajadores en terrenos fiscales y mediante la expropiación de terrenos ociosos en manos de los especuladores. Plan de urbanización y tendido de redes de electricidad, gas, agua y servicios cloacales bajo control de los vecinos en todas las villas y asentamientos transitorios; venta a sus ocupantes por una cuota que no supere el 10% del salario. Impuesto al gran capital y a las grandes propiedades inmobiliarias para financiar las viviendas populares.