Políticas

22/12/1993|409

Tirar la piedra y esconder…

En una nota que firman Angel Fanjul y Ricardo Zambrano, en nombre de un grupo de “Militantes Independientes por el Socialismo”, se acusa al Partido Obrero de falsificador y mentiroso. Esto porque un militante de nuestro Partido, Felipe L., criticó a través de una carta enviada al Correo de Prensa Obrera, el “balance” de las elecciones del 3 de octubre presentado por este grupo.


“¿De dónde extrae el camarada Felipe L. que planteamos la inviabilidad del FIT y la necesidad de marchar hacia el Frente Grande?”, preguntan ofendidos Fanjul y Zambrano.


De su propio texto de “balance”. De un lado critican al FIT:


—“por su programa abstracto y dogmático”;


— “por su concepción catastrofista y fatalista de la historia”;


— por su “base sectaria”;


—por aparecer “como oposición de izquierda de un fenómeno que ya no existe” (el stalinismo).


Y así podríamos seguir hasta arribar a la conclusión de que los “magros resultados (electorales) del FIT no serán sin consecuencias”. Fanjul y Zambrano descubrirán a la luz de los resultados electorales que “la caracterización y la política del FIT sobre el Frente Grande se han mostrado incorrectas”. El FIT no comprendería “las razones políticas y sociales y culturales que determinaron” la constitución del FG, “ni hemos implementado una política tendiente a influir a sus corrientes internas y a ayudar a su maduración”.


Para F. y Z., “por limitada que fuere la política del FG, por subalternos que fueren los intereses y objetivos de sus dirigentes, el FG expresa deformadamente la necesidad de agrupamiento de importantes sectores sociales progresistas que no son nuestros adversarios, sino nuestros aliados”. De ahí deducen la necesidad de “avanzar hacia una alianza con los sectores sociales, incluida su dirección, que dieron lugar a la formación del Frente Grande”.


Aquí podríamos terminar nuestro descargo, el compañero Felipe L. no es un falsificador ni un mentiroso: Fanjul y Zambrano consideran “inviable” el FIT y ven la “necesidad de marchar hacia el Frente Grande”.


Cuando se refieren al FIT consideran que su programa es “sectario y dogmático”, mientras que la política del FG sólo tendría “limitaciones”. Como es sabido, las “limitaciones“ se pueden superar, pero lo “abstracto” y “dogmático”  en política es insuperable.


Fanjul y Zambrano han involucionado. El 27 de agosto pasado, cuando el FIT realizó su gran mitin en la Federación de Box, reiteraban “nuestro apoyo y nuestra lucha por el FIT. Consideramos su constitución como un importante paso adelante en la coordinación de la izquierda revolucionaria”.


Como es sabido, el FIT se constituyó en oposición frontal al FG. En su plataforma constitutiva, dice taxativamente: “Contra los partidos de la patronal. Contra la oposición cómplice del radicalismo, Rico, el Frente Grande y el resto de la centroizquierda”.


Lógicamente, la “marcha hacia el FG” va acompañada de una política acorde. En oportunidad del reciente plebiscito, Fanjul y Zambrano proponían “defender el plebiscito” como “avance hacia la democracia directa”, pero “denunciar su objetivo” reeleccionista. En lugar de luchar contra la prepotencia bonapartista del menemismo, la animaban, y se colocaban en el campo del No que levantaban el alfonsinismo y el centroizquierda. Por eso pugnaban por una “Conferencia” con la Unidad Socialista y el Frente Grande.


Fanjul y Zambrano pretenden “aprovechar” el resultado electoral del 3 de octubre, que le dio el triunfo al menemismo y permitió cierto suceso electoral del FG en la Capital, para declarar la muerte de la izquierda revolucionaria y la hora de los “sectores progresistas” del FG. Para hacer esto obvian un análisis de la composición política de las fuerzas que integran el FG y de sus planteamientos políticos. Lo reemplazan por un pretendido análisis sociológico de las bases sociales “progresistas” que representarían. Con igual método el menemismo podría ser el representante de la clase obrera.


El FG es un frente popular integrado por el decadente stalinismo (que le aporta fondos y la figurita bastardeada del Che) y un grupo de viudas del menemismo, ñoquis y carreristas políticos que al estilo de Vicente se acomodan a la mejor perspectiva (personal) electoral. Confundir a sectores de la clase media o del estudiantado con el FG sería terrible. De lo que se trata es de desnudar la política de esta dirección centroizquierdista que en su joven vida ha traicionado sistemáticamente todas las luchas obreras y democráticas en que le ha tocado participar (movilización contra la reforma educativa, contra la privatización de las Cajas Previsionales, etc.), y que acaba de votar la intervención menemista a Santiago del Estero.


Reiteramos lo planteado por nuestro compañero Felipe L. de que la carta de Fanjul y Zambrano es una diatriba contra el FIT, al servicio del FG. En su oposición actual al programa de los 23 puntos del FIT, Fanjul y Zambrano no tienen ninguna crítica concreta, mientras que apoyan al FG por su “progresismo” general. Esta posición es reiterada en su carta de descargo  que hemos publicado en Prensa Obrera 408, cuando vuelven a preguntar inocentemente “¿El programa de los 23 puntos se corresponde al período de transición en curso?”, impugnándolo en favor de los “movimientos socio-políticos-culturales autóno-mos” que estarían programáticamente representados por el FG (¡qué burdo!).


Fanjul y Zambrano nos amenazan: “Esperamos una pronta y clara rectificación o al menos la publicación de esta nota como respeto al derecho de réplica”, como si el Correo de Prensa Obrera no hubiera publicado siempre la correspondencia que nos han enviado —en exceso. La indignación y los calificativos volcados por Fanjul y Zambrano son el taparrabos de su defensa abierta de las posiciones frentepopulistas del centroizquierda antiobrero y reaccionario.