Todos los domingos, después del horario de protección al menor

En los últimos días, las denuncias de Lanata y el grupo Clarín en relación con los manejos económicos de la camarilla oficial han subido otro peldaño, pues tienen como blanco muy concreto al padre de todas las corruptelas -Julio De Vido, el ministro de Obras Públicas-, como cajero universal de la familia K. Todo está en marcha para ir por la jefa de los jefes, Cristina Fernández. De Vido, sin embargo, atribuye la operación mediática a un objetivo menor, como ‘frenar obras’, en alusión a la licitación de dos centrales hidroeléctricas de Santa Cruz, que ya tiene a Báez como número puesto. Báez, asociado a capitales chinos y a la empresa local IECSA, perteneciente al primo de Mauricio Macri, compite con las grandes contratistas brasileñas. En la trama de denuncias se ha incorporado al presidente del Banco Macro -Jorge Brito- y hasta el sistema de lavado de la banca uruguaya. Demasiada riña para aguantar un fallo desfavorable en la disputa con los fondos buitres.


Si De Vido tuviera razón en adjudicar el complot a los brasileños, el caso se estaría añadiendo al retiro de la poderosa Vale do Rio Doce de la explotación de potasio en Mendoza. La crisis sería más amplia que la que está a la vista. Con un par de razones similares se han parado los trabajos en la explotación de oro de Pascua Lama. La disputa afecta también al comercio automotriz con Brasil, que Argentina condiciona a un incremento de la inversión para producir autopartes en territorio nacional. Ratazzi, el mandamás de Fiat, ya se ha puesto en la vereda de enfrente. Por las mismas razones que alegan las mineras, el mayor de los pooles de siembra, El Tejar, ha decidido dejar de arrendar tierras en Argentina y redireccionar sus principales inversiones al Brasil. Por su parte, Petrobras está negociando la venta de sus activos a Cristóbal López. Los empresarios K se vienen quedando con concesiones petroleras que los grandes pulpos no quieren operar bajo las actuales condiciones (paridad cambiaria, restricción al envío de utilidades).


Algunos han llamado a Báez el “Yabrán de los Kirchner”. Pero el ‘affaire’ Yabrán no puso fin al gobierno de Menem, sino que impidió una sucesión a cargo de Duhalde. Sobre el desenlace, en el caso actual, se reciben apuestas. Durante una década, la gran burguesía toleró los peculados de la camarilla oficial, mientras -como diría Cristina- “la juntaba con la pala”. Ahora, irrumpe la crisis capitalista y, según algunos, un ciclo de descenso para las materias primas.


De todos modos, el revoleo de carpetas y valijas recién comienza.