16/12/2004|881

Tres años después la lucha crece


No pasa un día sin que se nos recomiende no perder la ‘memoria’.


 


Incluso se le va a consagrar un ‘museo’ para embalsamarla.


 


Los asesinos seguirán instalados, sin embargo, en todos los resortes del poder económico y estatal.


 


Pero el próximo lunes, ninguno de los ‘memorialistas’ oficiales va a conmemorar el tercer aniversario de la rebelión popular del 19 y del 20 de diciembre.


 


Por el contrario, todo el esfuerzo de los ‘memorialistas’ ha estado dirigido a borrar de la conciencia social esa rebelión popular.


 


Cuando el operativo de amnesia no da los resultados que se descuentan, los ‘memoriosos’ hacen intervenir la represión.


 


La represión de la ‘justicia’ condenada por la rebelión popular y de la policía del gatillo fácil.


 


Hay cinco mil luchadores bajo proceso y decenas en las cárceles.


 


En la Patagonia se aplica la cacería de piqueteros y la tortura.


 


La rebelión popular del 2001 ha empujado más decididamente todavía a los ‘progresistas’ y a muchos ‘izquierdistas’ al campo de los explotadores y de la contrarrevolución.


 


Se están ‘entrenando’ en Haití para mejor combatir a los trabajadores en toda América Latina.


 


Lo hacen como parte de una política diseñada por Bush.


 


No solamente los ‘nacionales y populares’ de Argentina, sino también los Lula y los Tabaré Vázquez están empeñados en erradicar de la conciencia social la rebelión popular.


 


El Frente Amplio ha votado el refuerzo militar contra Haití en las vísperas de la acción represiva de mayor amplitud contra su pueblo, por parte de las tropas brasileñas y la aviación chilena.


 


Con estos métodos buscan ‘reconstruir el Estado’ (el capitalista, claro) y la ‘burguesía nacional’.


 


O sea, reconstruir las agotadas relaciones sociales que provocaron el Argentinazo.


 


Rescatando, con el pago de cada dólar, al Fondo Monetario Internacional.


 


A ese mismo FMI que le ‘prestó’ a Argentina los dólares que los banqueros necesitaban para fugar sus capitales y precipitar la bancarrota.


 


Pero el Argentinazo ha abierto una nueva etapa.


 


Una etapa que debe desenvolver toda la capacidad de los trabajadores, necesaria para poner fin a este imposible intento capitalista y reconstruir al país sobre nuevas bases sociales.


 


Una capacidad que los trabajadores ya estamos desarrollando con luchas crecientes, asambleas y organización.


Es necesaria una alternativa popular.


 


No con los ‘progres’ y centroizquierdistas instalados en el poder, que en el gobierno se ponen de acuerdo con Bush para convertir a Haití en una Falluja.


 


Esa ‘alternativa’ es un fraude.


 


Esa clase de ‘alternativa’ es un mecanismo para impedir el desarrollo popular.


 


Para derrotar el ascenso social.


 


Por eso se apoya en la burocracia de los sindicatos y de algunos movimientos populares.


 


La única alternativa popular que merece ese nombre sólo puede ser obrera y socialista.