La provincia está, de nuevo, en un momento de convulsión política y social. Por un lado, la rebelión docente-estudiantil ha puesto en jaque al Ministerio de Seguridad de Alperovich y al Rectorado de la UNT, gobernado por la UCR junto a La Cámpora (véase nota). Por el otro, los trabajadores de Luz y Fuerza han desplazado a una dirección mafiosa. A todo esto se suma la crisis del agua (véase nota). Las movilizaciones estudiantiles y asambleas barriales están en el orden del día en la provincia.

Caja Popular

El conflicto en la Caja Popular lleva más de un año. Alperovich mantiene a capa y espada la intervención, para contar con una caja que financie el creciente déficit fiscal. A partir de la resistencia de la Asociación Bancaria se ha iniciado una escalada antisindical, con provocaciones patoteriles y el despido de 36 trabajadores. Alperovich ha rechazado el planteo de Tomada de desplazar al interventor y reincorporar a los despedidos, y presentó un proyecto para desconocer el rol del Ministerio de Trabajo nacional en el conflicto de la Caja. La Justicia provincial ha impedido al secretario de la Bancaria acercarse a menos de 200 metros del interventor de la Caja. La "autonomía provincial" se ha convertido en una suerte de estado de sitio contra los trabajadores bancarios.

Disgregación, rejunte

Se perfila un cambio de frente político de Alperovich. El intendente de la capital, varios legisladores y algunos intendentes y delegados comunales están arrimándose a Massa. Sectores de la izquierda K, por su parte, coquetean con las denuncias populares.

El Acuerdo Cívico (UCR, FAP, Libres del Sur, Coalición Cívica y otros), liderado por la UCR, que tiene como referente al senador nacional Cano, logró recientemente el apoyo de la Bancaria, de toda un ala de los ex bussistas, y de los referentes de Rodríguez Saá. Cano realizó una reunión con importantes exponentes de la patronal local. Cano no ha vacilado en cerrar filas con el alperovichismo para defender al rectorado de la UNT contra los estudiantes. Ha promovido la organización de grupos para romper las asambleas y desocupar las facultades.

En ese escenario, por medio de una gran agitación y propaganda anticapitalista, están avanzando la organización e influencia del PO y el Frente de Izquierda.