Políticas

15/7/1993|396

Tucumán: Gran marcha de repudio al gobierno

El jueves 8 de julio se realizó una importante marcha de repudio a la visita presidencial a Tucumán, que reunió a unas 3.000 personas. La convocatoria a la manifestación formulada originalmente por la FEDIUNT (docencia universitaria) se transformó rápidamente en el punto de referencia al que tendió a confluir toda la situación conflictiva que se vivía en la provincia (huelga general azucarera, planes de acción de ATSA, ATEP, municipales del interior, etc.).


El gobierno de Palito jugó toda su artillería con el objeto de abortar esta marcha. Para ello se concentró en desactivar la huelga azucarera, a lo cual se prestó la burocracia. Lo mismo hizo la burocracia de la sanidad con la lucha contra el plan de municipalización del hospital público.


Levantada la huelga azucarera y la convocatoria de ATSA, la marcha del 8 de julio quedó concentrada en la FEDIUNT, junto con la FUT (Federación universitaria) y la FESUNT (federación secundaria de la universidad). Pero la dirigencia, especialmente la Franja Morada que dirige la FUT, se orientó a vaciar de contenido la convocatoria y a quitar todo impulso a la organización de la misma. Evitaron levantar consignas concretas, como el rechazo al plan de municipalización de la educación que impulsa “Palito”, o el repudio a los sumarios y el espionaje político en la Facultad de Artes (en este caso porque la propia Franja y elementos radicales aparecen involucrados), no impulsaron asambleas en ningún lugar, e incluso se prestaron a la campaña intimidatoria del gobierno que amenazaba con la represión a cualquier acto de violencia, prometiendo buena letra, esto cuando se había hecho público que el gobierno había “alquilado” a la barra brava del club San Martín como grupo de choque para provocar y justificar así la posterior represión.


A pesar de todo esto, el activismo estudiantil, algunos centros de colegios secundarios, algunas agrupaciones, incluso algunos sectores combativos de Franja de la universidad, fueron los que garantizaron la agitación de la marcha y la realización de reuniones y asambleas en las facultades y colegios. En el caso de Artes esto se vinculó con una intensa actividad de la Lista de Delegados, con asambleas por curso, donde se organizó un importante plan de resistencia al sumario que el Consejo de la facultad les inició a 160 estudiantes que habían realizado una semana atrás una movilización reclamando mayor espacio físico y la expulsión de los responsables y ejecutores de las listas “ideológicas” de docentes.


Así, con una presencia mayoritaria de la juventud estudiantil, con la participación de sectores de los no-docentes y docentes universitarios (la docencia de ATEP sólo concurrió simbólicamente, pues ni la comisión directiva estaba en pleno, como dato del sabotaje a la marcha) y los jubilados nacionales, se concretó una de las marchas de repudio más numerosa de las realizadas en las últimas giras de Menem por el interior del país.