Políticas

14/7/2005|908

Tucumán: Los jugosos bonos de Alperovich

Las deudas púbicas provinciales fueron en su momento un enorme negociado: los bancos prestaban a tasas superusurarias a Estados superendeudados. Las garantías de esos préstamos eran los fondos de coparticipación. Luego del estallido general de 2001, gran parte de esa deuda fue reconvertida. El Estado nacional tomó a su cargo gran parte de las deudas de las provincias con los bancos y se convirtió en el principal acreedor. La deuda fue dilatada en el tiempo (16 años) a cambio de determinadas condiciones fiscales (ley de responsabilidad fiscal) que consagraban el ajuste permanente de los salarios y gastos sociales de las provincias.


En el caso tucumano, “la deuda pública consolidada a fines de diciembre de 2001 era de 1.158 millones de pesos, un 118% del total de recursos provinciales. Luego de la devaluación, la pesificación, la postergación de pagos y el canje con el Gobierno nacional, completado a fines de 2003, el concepto mostraba un valor aproximado de 3.100 millones de pesos, el 168% de los recursos totales provinciales” (El Siglo, 26/6).


O sea que la hipoteca de la deuda pública provincial es ahora mayor.


Del total de la deuda, 2.100 millones fueron transferidos al Estado nacional. El resto está constituido por los llamados Eurobonos, que fueron refinanciados, con una quita del 40%. Pero los nuevos bonos canjeados, en pesos, a 16 años, “se ajustan por inflación, en un escenario donde el dólar está prácticamente planchado en 3 pesos por unidad y, además, el Estado emisor les reconoce a los tenedores una tasa de interés fija anual del 2%” (La Gaceta, 26/6). El propio ministro sostuvo que “estos bonos se convirtieron en la vedette del mercado ya que cotizan por encima del valor nominal (a un 113%)” (ídem.) Todo esto “está garantizado con la afectación del 6,37% de la coparticipación federal” (ídem). Quienes entraron en este canje fueron varias AFJP (o sea, los bancos) y diversos inversores extranjeros. Un mes antes de que fueran autorizados a cotizar en la Bolsa, estos bonos (los Consadep) tenían un valor promedio del 60%. En ese período se produce una suerte de compra masiva, “lo que generó buenas ganancias a los operadores que lograron captarlos antes de su ingreso a la Bolsa de Comercio de Buenos Aires” (ídem).


En definitiva, un negociado.