Políticas

23/2/1993|383

UCR-CTA al salvataje del gobierno

A pesar de todas las ”gestiones”, “amenazas” y “promesas” de la plana mayor menemista (Bauza, Beliz, el ministro de Trabajo Rodríguez, el secretario de Previsión Social Schultess y los diputados Matzkin y Lamberto), el oficialismo fracasó por segunda vez en su intento de aprobar la privatización previsional en las comisiones parlamentarias. Nuevamente, como en diciembre, la votación fue postergada; nuevamente, también como en diciembre, la “oposición” radical y centroizquierdista y los burócratas sindicales que dicen oponerse a la “reforma” han “dejado pasar” la oportunidad de derrotar al oficialismo en la votación y, así, hundir la estafa previsional. Si a esta altura del partido, la privatización del sistema previsional y la confiscación de los aportes jubilatorios continúa teniendo “estado parlamentario” es tan sólo gracias a la “oposición”.


“El gobierno está muy urgido” reconoce el secretario Schultess; “no podemos esperar más tiempo” se confiesa. ¿Y por qué tanto apuro? Según el funcionario porque “en el proyecto económico del país, lo necesitamos inmediatamente por algunos elementos incorporados, como el aumento de la edad para jubilarse, el cambio de la fórmula dentro del régimen actual (es decir, la liquidación del 82%, PO), que implican efectos sobre el gasto, etcétera” (Ambito Financiero, 12/2). En realidad, no es el “modelo” sino su completa impasse lo que empuja desesperadamente al gobierno a la “reforma previsional”. En primer lugar, el agotamiento del “plan Cavallo” y de los negocios y “bicicletas” de la “convertibilidad” obligan al gobierno a abrir un nuevo y fabuloso negocio especulativo para sostener las cuentas de resultados de los banqueros y “financistas”; por otro lado, el retroceso productivo obliga a la burguesía a reducir aún más el ya casi inexistente “costo laboral”, es decir los salarios —directos o indirectos, como la jubilación y las conquistas sociales. La liquidación del aporte previsional patronal, una de las vigas maestras de la “reforma previsional”, es un aumento directo de la tasa de explotación obrera. Finalmente, el ”ahorro” que obtendría el Estado con el aumento en cinco años de la edad jubilatoria y la liquidación del 82% permitirían el pago de la incrementada deuda externa, toda vez que el meneado “superávit fiscal” cavalliano ha demostrado ser un bluff.


No se trata, sin embargo, “sólo” de la “economía”; la propia reelección está ligada a la suerte de la “reforma previsional”: el riojano sabe que la “creación” de un negocio de 4.000 millones de dólares anuales y la liquidación de todo costo de la “seguridad social” para los capitalistas son  la llave para ganar el apoyo del todavía renuente “establishment” a su perpetuación en la Rosada.


La desesperación oficialista es evidente: en el curso de 24 horas, Schultess y Cavallo aseguraron que “o sale por ley o la sacamos por decreto”. Es que “nadie lo dice, pero puede haber un compromiso con el FMI para que el nuevo sistema esté en vigencia en 1994′, admite casi con pudor un conocido hombre del gobierno” (El Economista, 12/2). Los banqueros han rechazado el camino del decreto: para un desfalco de tales dimensiones, exigen que todos los partidos “pongan el gancho” en el Congreso para darle “seguridad jurídica”a la estafa. Pero con el decretazo “de necesidad y urgencia”, el gobierno bien podría liquidar el 82% y elevar la edad jubilatoria, objetivos estos que son plenamente compartidos por la “oposición”.


 


Echando lastre


 


En su desesperación por satisfacer al FMI, a la Bolsa y al gran capital, el gobierno ha comenzado a echar lastre para lograr la aprobación de la “reforma”.


Primero pretendió ganar el voto de los partidos provinciales, de la burocracia sindical y del radicalismo autorizando al Banco Nación y a las provincias a montar sus propias “administradoras de fondos de jubilación privada”. Ante la evidencia de que con esto “no alcanza”, “en las últimas horas, los ministros de Trabajo y de Economía analizan dos modificaciones sustanciales que, si fueran acordadas por el Poder Ejecutivo, permitirían destrabar el proyecto que duerme en el Congreso… la primera, que el Estado garantice una rentabilidad mínima a los fondos que se capitalicen a través de la AFJP estatal que implementará el Banco de la Nación; y la segunda que la PBU (Prestación Básica Universal) que continuarán prestando las cajas previsionales en concepto de jubilación sea equivalente al 40% del salario medio de la economía (en el proyecto original, la PBU es equivalente al 16% del salario medio)” (El Cronista, 18/2). “Con estas modificaciones —continúa El Cronista— en el transcurso de la semana próxima o a más tardar en los primeros días de marzo, el proyecto de reforma previsional estaría en condiciones de obtener despacho de comisión con el acuerdo del radicalismo”.


De ”sustanciales”las modificaciones no tienen nada: continúan en pie el régimen de “capitalización” que obliga a los trabajadores a aportar el 11% de sus salarios a los fondos privados, algo que no cambia con la incorporación del Banco de la Nación (¡como si los trabajadores y jubilados tuvieran algún control sobre las “operaciones”del Nación y como si éstas no sirvieran para engordar las ganancias de los capitalistas y banqueros!), la supresión de los aportes patronales, es decir, la reducción directa del salario indirecto, la derogación del 82% móvil y el aumento de la edad jubilatoria. Con un agravante: como los aportes de los trabajadores pasarán a las AFJP, el aumento de la prestación básica universal provocará también un aumento del déficit de las cajas previsionales, algo que deberá cubrirse con nuevos impuestazos.


Está en curso una enorme traición a los jubilados y a los trabajadores, precisamente por parte de aquellos que dicen defenderlos: la burocracia sindical ya anunció que votará a favor del proyecto “reformado” mientras que “el bloque opuesto a la reforma encabezado por la UCR se desarma” (Ambito Financiero, 23/2)


La oposición“consensua”; los jubilados y los trabajadores se movilizan


En lugar de utilizar la impasse gubernamental para hundir la “reforma previsional”, la “oposición” ha levantado el pie del acelerador. Ostensiblemente, el radicalismo y la centroizquierda vaciaron la marcha del 17: las “columnas radicales»”fueron inesxistentes mientras que la centroizquierda tuvo, apenas, una presencia de compromiso. Ni siquiera las “personalidades” que apoyan la campaña por la “consulta popular” estuvieron en el Congreso


Esto se explica porque la “oposición” busca una confluencia con el oficialismo, con el cual coincide en la liquidación del 82%, el aumento de la edad jubilatoria y el pago de las deudas previsionales (presentes y futuras) con bonos. En torno a este despojo, la ”oposición” está armando una “reforma de consenso” con los menemistas que luego presentará —como lo hizo en la cuestión educativa— como el “mal menor” y hasta como un “freno” al “neo-liberalismo” pero que será, ni más ni menos, un formidable ataque a los trabajadores y a los jubilados.


Pero en medio del empantanamiento oficial y de sus negociaciones con la “oposición” en busca de un “compromiso”, crece la evidencia del enorme repudio popular a la estafa previsional. La marcha del 17 —que todos los diarios calificaron de “numerosa”— ha sido un enorme indicio: un importante sector de la juventud y de los trabajadores estuvo presente en el Congreso junto a los jubilados.


La movilización popular puede tirar a la basura la “reforma previsional” menemista y también la estafa política y económica del “proyecto alternativo” radical-centroizquierdista si no deposita un gramo de confianza en la “oposición”. Es por eso que impulsamos la formación de un comando político independiente con los partidos de izquierda, las organizaciones de jubilados, las comisiones internas y delegados antiburocráticos que intervenga en la lucha previsional con un planteamiento común de denuncia y combate contra la estafa menemista y la oposición trucha y por un programa que exprese las reivindicaciones previsionales de la clase obrera y los explotados.


* No a la privatización del sistema previsional


* Por el mínimo de 500 pesos y el mantenimiento de la edad jubilatoria;


* Defensa del 82% móvil;


* Control obrero y de los jubilados de las Cajas y del Sistema de Seguridad Social. Apertura y control de los libros de las empresas por parte de comisiones de trabajadores para terminar con la evasión previsional;


* Por un plan de lucha nacional en defensa de las jubilaciones y por el salario.