Políticas

17/10/2002|776

Un acuerdo para pagar más deuda externa

El acuerdo que se está tramitando con el FMI tiene por objetivo asegurar que el superávit comercial – más de 1.000 millones de dólares por mes – vaya íntegramente al pago de la deuda externa. Es falso que pretenda estabilizar al peso y ayudar a la reactivación: es enteramente un acuerdo para que los acreedores de la deuda recuperen sus dólares, a costa de los ahorristas, los trabajadores, los jubilados, la educación y la salud.


Se trata de un acuerdo de crisis, que entrará en crisis apenas se ponga en marcha. “Sirve” para que los grandes capitales sigan drenando los dólares de las reservas y del superávit comercial.


Algo similar impuso el FMI a Brasil y el dólar saltó de 3,30 a 4 reales. El acuerdo con el FMI acentuó la especulación financiera y los acreedores se aseguraron el retiro extra de 10.000 millones de dólares.


El acuerdo con el FMI incorpora “tres planteos pendientes de resolución: el ajuste de las tarifas de los servicios públicos, una solución definitiva para el goteo de depósitos por amparos judiciales y la liberación del mercado cambiario”, informó La Nación del 12/10.


Para Clarín del mismo día, el acuerdo agrega una exigencia de superávit fiscal mayor, lo que implica “un mayor compromiso de ajuste fiscal” y “el compromiso de que el Banco Central irá liberando gradualmente el mercado de cambios de los actuales controles”. Ese diario agrega que “las primeras medidas permitirían la liquidación al exterior de intereses sin autorización del Banco Central. Y se dispondrá que lentamente los bancos aumenten los cupos de dólares que podrán liquidar de las operaciones de comercio exterior”. También se exige el inicio de las negociaciones para el pago de la deuda pública con los acreedores privados.


Para Página/12, una de las medidas de ajuste fiscal sería el no pago de las sentencias judiciales a los jubilados.


El acuerdo renueva los vencimientos de la deuda con el FMI, el Banco Mundial y el BID hasta fines de 2003. A cambio de esta postergación de pagos, el FMI quiere que los dólares del comercio exterior garanticen el pago de la deuda tanto pública como privada con los acreedores del exterior. Por eso, el acuerdo compromete al gobierno a eliminar las restricciones cambiarias, permitir que los bancos operen en la compra-venta de divisas y se puedan pagar intereses “sin autorización previa del Banco Central”.


Si hasta ahora, con las mínimas restricciones cambiarias, en los primeros 6 meses de este año se fueron 13.500 millones de dólares – todo el saldo comercial de 8.500 millones más 5.000 millones de las reservas del Banco Central – , con este acuerdo en la segunda parte del año se fugaría una suma de dólares mayor. Así la salida de dólares al exterior en el año 2002 igualará y hasta podría ser superior a la del 2001.


Como se exige el aumento de las tarifas – algo que Lavagna se comprometió a concretar el mes próximo – el acuerdo incrementa la carestía y deprimirá aún más el salario y las jubilaciones. Con mayores tarifas, el gobierno recauda más. Así se asegura un mayor superávit fiscal.


Sin embargo, el tarifazo empujará hacia arriba los precios, deprimiendo aún más al consumo, a la vez que los pagos al exterior de intereses y deuda empujarán hacia arriba al dólar. El acuerdo con el Fondo, lejos de “estabilizar” la situación económica y servir como un punto de arranque de la producción y el consumo, acentuará la inflación y la salida de capitales, lo que constituye una traba para salir del “pantano” económico actual.