Políticas

16/5/2019|1548

Un contrato ciudadano para pagar la deuda

CFK en la Feria del Libro

CFK no se solidarizó con Venezuela ni condenó el golpismo imperialista

Cuando los miles de seguidores de la ex presidenta que se congregaron en la Feria del Libro cantaban con entusiasmo “sinceramente le copamos la Rural”, posiblemente no se percataron de un detalle. Un reciente fallo judicial acaba de determinar que la cesión del valiosísimo predio del barrio de Palermo, realizado por el gobierno de Menem y Cavallo, fue una acción ilegal y corrupta, porque fue entregado a precio vil para beneficiar a la 'puta oligarquía'. Aunque esta denuncia fue realizada en tiempo y forma, los gobiernos de Néstor y Cristina la desconocieron y dejaron el predio en manos de la Sociedad Rural para que lo explote comercialmente. La ironía de la historia, en este caso, se vuelve contra los K. El canto más justo hubiese sido “sinceramente le dejamos la Rural”. Pero claro, no tenía mística.


El detalle del predio se enlaza con el contenido conciliador del discurso de la ex presidenta. Después de destacar que nadie puede estar en contra de los discursos de unidad, en clara alusión a los 10 puntos del gobierno de Macri, fue más allá y planteó convocar a un “contrato social de ciudadanía responsable”. Para que no existan dudas de su verdadero contenido, puso como ejemplo el pacto social impulsado por Perón en 1973, cuando Gelbard era su ministro de Economía. Con el pacto social, Perón quiso enfrentar el ascenso obrero que se había iniciado con el Cordobazo de mayo de 1969. Apuntaba a reforzar a la burocracia sindical, para lo cual aprobó la ley de “asociaciones profesionales”. Y modificó, también, el Código Penal para reforzar la capacidad coercitiva del Estado. Como sabemos, la historia terminó mal. La represión legal fue combinada con la ilegal. Para imponer el “pacto social”, Perón puso en pie la Triple A, que comenzó con el exterminio selectivo de activistas obreros. Como este operativo no pudo impedir un nuevo ascenso de la clase obrera, la clase capitalista reclamó una acción represiva de una escala aún mayor: el golpe de Estado de 1976. Que esta reivindicación del pacto social de Gelbard y Perón se haga cuando faltan pocos días para que se conmemore el 50° aniversario del Cordobazo es un hecho de clarificación estratégica, que debe debatir toda la juventud y los sectores más avanzados de los trabajadores.


Cristina Kirchner justificó la propuesta de un “contrato ciudadano” para establecer los derechos y obligaciones de todos. A los empresarios les señaló que “si quieren ganar plata tienen que ganar todos”. Con una frase de circunstancia quiso superar la cuadratura del círculo del capitalismo. Ignoró, o pretendió ignorar, que los capitalistas obtienen sus beneficios de la explotación de los trabajadores, cuyo trabajo es la única fuente de creación de valor. La disputa por la apropiación de ese valor es la clave de la dinámica de la sociedad capitalista. Los pactos sociales o contratos ciudadanos crean la ficción de una conciliación de clases que enchaleca a los trabajadores y los desarma ante los capitalistas, que siempre encuentran la forma de no cumplir con su parte de este tipo de 'pactos'. Cristina podría haber apelado al balance de su propio gobierno para sacar esta conclusión. ¿O acaso no concluyó con índices de pobreza y de trabajo precario superior al 30%, mientras, como ella señaló en otras oportunidades, los empresarios 'se la llevaban en pala'?


En toda su exposición, Cristina Kirchner no usó las palabras casi inevitables en el debate político del momento. El FMI, por caso, ni fue mencionado. Tampoco se refirió a qué hacer con la deuda externa. La omisión no fue casual. Mientras los jóvenes K cantaban entusiastas, Axel Kicillof se presentaba en el Centro Woodrow Wilson para llevar tranquilidad a la banca acreedora y a los fondos de inversión que un eventual gobierno de Cristina Kirchner cumplirá con los compromisos internacionales. Como ya lo había dejado claro también Alberto Fernández, en su función de vocero privilegiado de la ex presidenta, la posibilidad de defoltear la deuda está descartada. Así, la principal función del contrato ciudadano será reunir los 150.000 millones de dólares que vencen entre 2019 y 2023 en concepto de deuda pública. 


Un dato sobresaliente fue que en toda su exposición Cristina Kirchner no se solidarizó con Venezuela ni condenó el golpismo imperialista, pero sí elogió la política económica de Donald Trump. Los jóvenes antimperialistas que apoyan al kirchnerismo debieran reunirse de emergencia y sacar conclusiones. Los elogios a Trump parten de una mistificación de la economía de Estados Unidos, cuya tasa de inversión está entre las más bajas de la historia y donde los beneficios empresariales se explican por las reducciones impositivas dispuestas por el gobierno federal. Así, mientras Cristina Kirchner elogia a Trump el pueblo de Estados Unidos le propinó una derrota electoral al magnate. 


Cristina Kirchner concluyó su presentación sin despejar las dudas sobre su candidatura. La reserva del caso se debe a que la misma está siendo negociada con el pejotismo que ha gobernado con Macri, y con el gran capital nacional e internacional. Recientemente, el ex titular de la Unión Industrial Argentina, Héctor Méndez, se pronunció en favor de su candidatura. Posiblemente, luego del discurso de ayer otros empresarios sigan su camino.