Un final electoral contra la juventud

La nueva escalada de tomas de escuelas le aportó un baño de realidad a las últimas horas de la campaña electoral porteña: pinchó los globos de colores y deshaució frases vacías. La reacción estudiantil puso de relieve el avance imparable del derrumbe edilicio de los colegios. Los compromisos asumidos por Macri y el ministro Bullrich, después del estudiantazo de 2010, quedaron en la nada. Del “plan de obras” prometido, lo que no está incumplido se ejecutó de un modo fraudulento. Varias de las escuelas tomadas denuncian que las instalaciones de gas y calefacción no funcionan, o lo hacen a medias. Es también lo que ocurre en los hospitales como el Borda o el Lagleyze, que llegan al invierno sin gas. La gestión capitalista de la Ciudad está abocada a la destrucción de sus más importantes patrimonios sociales: las escuelas normales, las técnicas y los hospitales polivalentes. Sobre esa destrucción prospera el avance de la matrícula privada (que en la Ciudad superó a la de la escuela pública) o el negocio capitalista de la salud. Macri, en este punto, no es una versión diferente de los Filmus, Ibarra o Telerman, quienes gobernaron sobre las mismas premisas sociales.

Disparen sobre la juventud

El fracaso del “plan de obras” macrista debería llevar a juicio político al ministro de Educación, Esteban Bullrich. En cambio, el coro de candidatos macristas y de la oposición “progre” ha decidido sentar en el banquillo a los estudiantes que denuncian el incumplimiento oficial. El ministro le atribuye a las tomas una función “electoralista”, que los estudiantes rechazan. La reinstalación de la crisis educativa no sólo desnuda al macrismo; también mostró la miseria de los supuestos progresistas. El kirchnerismo y Proyecto Sur no hicieron más que reiterar lo que hicieron durante toda la campaña: “combatir” a Macri con los argumentos de Macri. Al fin y al cabo, los Ibarra, Lozano, Filmus y Roy Cortina establecieron en la Ciudad los principios de la privatización presupuestaria, sanitaria o educativa que hoy Macri profundiza.

Ninguno de los dos aspirantes opositores al ballotage buscó polarizar con el PRO desde el campo de las reivindicaciones sociales. Pero ¿cómo podrían hacerlo? Mientras mandaba a Filmus al ruedo, la Presidenta elegía como vice al encargado de saquear los fondos jubilatorios para pagar la deuda externa; ahora, los bonos que se ajustan por la inflación trucha, los tiene la Anses. El otro opositor, Solanas, prometió limitar las movilizaciones en la Ciudad. Nada de ello le evitó su derrumbe electoral.

Así las cosas, las últimas horas de campaña le han regalado a Filmus una polarización “por la negativa”, o sea, el acceso agónico a un segundo turno.

La recta final

Si la debacle educativa desenmascaró a los aspirantes derechistas o progresistas al ballotage, también dejó planteada como nunca la necesidad de que ingrese una bancada de izquierda a la Legislatura. Es la cuestión que quedó planteada en los últimos días. Muchos que votan a los opositores a Macri “con la nariz tapada” han planteado la posibilidad de cortar boleta por el Frente de Izquierda. Las últimas horas de campaña dan cuenta de fervientes adhesiones del movimiento popular de la Ciudad, que nos enorgullecen por su calidad política y personal. Nos referimos a los impulsores más reconocidos de la lucha de Cromañón; a luchadores del ambientalismo urbano; a dirigentes genuinos de las villas de la Ciudad; a un grupo de los más importantes fogoneros del rock nacional; ello, sin mencionar a los reagrupamientos alcanzados en la clase obrera y en la juventud estudiantil, la “columna vertebral” del Frente de Izquierda.

Los resultados del domingo dirán si esta adhesión logra traducirse en una tendencia electoral de mayor alcance, o si todavía se limita a un reagrupamiento de la vanguardia de lucha. En cualquier caso, hemos introducido una gran delimitación política, que será la base para el reclutamiento de los luchadores que hemos interesado y, desde luego, para afrontar con más fuerza la próxima etapa de la lucha electoral, la interna abierta del 14 de agosto. Los tres días que restan -de discusiones cara a cara, de conquista de fiscales, de batalla por las paredes- pueden ser los decisivos.

¡Con más fuerza que nunca, para que el Frente conquiste una bancada en el centro político del país!