Políticas

7/7/2007|898

¿Un Frente de Izquierda… clerical?


Mientras bloqueaba durante dos meses cualquier reunión de Izquierda Unida y el Partido Obrero para discutir la formación de un frente de izquierda, el Partido Comunista lograba una “reunión alentadora” entre IU y Coincidencia Popular. Coincidencia agrupa a Soberanía Popular, de Mario Cafiero; al Frente para el Cambio de Alicia Castro; a la Democracia Cristiana, el PCR; el Partido Socialista Auténtico y otras organizaciones (ver Propuesta, 14/4). En esa reunión, “con lógica diversidad -dice el PC-, se acordó la necesidad de construir una propuesta electoral para el 2005 sobre la base de programas comunes, una voluntad política y un método de integración que permita resolver las diferencias que puedan presentarse tanto sobre temas de fondo como de candidaturas”. La información, sin embargo, no daba precisiones acerca del tamaño de las ‘diversidades lógicas’ en juego ni cómo conciliaba la participación del PCR con su abstencionismo electoral.


 


Pero parece que este frente ya se ha consumado, incluso con su ‘lógica diversidad’. Vilma Ripoll, por ejemplo, en declaraciones a La Nación , acaba de decir que “si los dirigentes de centroizquierda se atienen a nuestros preceptos está bien, pero tiene que ser un frente centralmente de izquierda”. Entre los “dirigentes de centroizquierda” disponibles (les vence el mandato de diputados) están los de Soberanía Popular.


 


¿Cuáles son los ‘preceptos’ a los que alude la compañera Ripoll?


 


Soberanía Popular, como lo indica su nombre, pretende encarnar un proyecto nacionalista, y éste es el aspecto que subrayan con aprobación algunos partidos de izquierda. Pero este asunto lo dejaremos para otra ocasión. Lo que alegremente se oculta es el carácter clerical de esta agrupación y su militancia firme en contra del derecho al aborto y al de las mujeres en general. ¿Estarán pensando en un frente de izquierda clerical?


 


Los dichos y los hechos


 


Mario Cafiero, el jefe de Soberanía Popular, fue electo diputado nacional por el PJ en 1997 y formó parte de la mesa provincial del justicialismo desde el `95 hasta el `99. Migra en 2001 al ARI , con el cual rompe en 2004. Su mandato, como el de Alicia Castro, vence este año. Es antes que nada, en sus palabras, un hombre “del lobby de la Iglesia”, que no es lo mismo que decir que sea un católico practicante.


 


En tiempos de la Alianza (2000) impulsó “la creación de una comisión de notables en la que representantes de la Iglesia y otras religiones puedan recibir confesiones de militares que participaron de la represión ilegal”. El proyecto fue considerado “con entusiasmo” por el general Brinzone, durante la gestión de Ricardo López Murphy como ministro de Defensa. La iniciativa era parte de una operación política tendiente a poner en pie una “mesa del diálogo a la chilena”, que ayudara a la “reconciliación” de las FF.AA con la sociedad. El propósito era “crear esa mesa de diálogo integrada por representantes de las FF.AA y organismos de derechos humanos con el apoyo de la Iglesia para intentar armar una verdad completa sobre la represión ilegal de los setenta y el accionar de la guerrilla”. (Brinzone proponía un acto de perdón y “alguna garantía judicial de que no sufrirán represalias”).


 


La secretaria de DD.HH. del gobierno de ese entonces, Diana Conti, constató “la negativa de los organismos de derechos humanos a integrar una comisión de la verdad” lo que, junto a la crisis del gobierno de la Alianza, enterró la operación política al momento de nacer. (sitio www.tlahui.com/politic/politi00/politi10/index10.htm).


 


¿La “salud sexual y la procreación responsable”?


 


El proyecto de ley de salud y procreación responsable, tratado por el Congreso en el 2001, no entrañaba la consagración del derecho al aborto (más bien todo lo contrario). Obligaba al Estado a garantizar servicios de anticoncepción en los hospitales y centros de salud, pero mantenía la penalización del aborto.


 


Mario Cafiero se opuso aun a esta ley en nombre de la “defensa de la vida”. Planteó sin vueltas: “Sinceramente éste es un proyecto que me da ganas de vomitar”, y atacó violentamente el derecho al aborto, impugnando en particular el planteo de “potenciar la participación femenina en la toma de decisiones relativas a la salud sexual y procreación responsable”. Para Mario Cafiero, este concepto está inspirado “en lo que se conoce como feminismo extremo”, una corriente que “toma el marxismo clásico, adaptándolo a las relaciones entre géneros” (“acá quedaron algunos marxistas que nos podrán explicar en qué quedó el marxismo”, acotó a guisa de comentario) y, agrega, plantea “una revolución sexual”, “un absoluto control femenino de los medios de reproducción y una liberación sexual total”. “Bajo este análisis -concluía Cafiero-, el tipo travesti representaría al verdadero individuo liberado.”


 


Al finalizar el debate Cafiero se felicitó porque “por lo menos ese lobby de la Iglesia consiguió que cambiaran un artículo (del proyecto de ley) y pusieran 'no abortivos, reversibles y transitorios'”. “A veces los lobbys son buenos… porque era una ley que, si hubiera quedado redactada en su texto original, permitía el aborto” (las citas se encuentran en www1.hcdn.gov.ar/diputados/diputado.asp?id=mcafiero).


 


A la hora de votar, el PJ dio “libertad de conciencia” y Mario Cafiero recibió los mayores aplausos de esta bancada.


 


Militante de esta causa clerical, a inicios de octubre 2003, Mario Cafiero fue uno de los panelistas seleccionados del retiro convocado por Jóvenes por la Vida y auspiciado por la Universidad Católica de La Plata, que culminó en la marcha de más de 1.000 jóvenes por la Vida y contra el aborto realizada en la capital de la provincia (www.congresoprovida2003.org.ar).


 


La pregunta del millón


 


Un frente de partidos de izquierda y organizaciones clericales, ¿forma parte de la ‘lógica diversidad’ y podría ser ‘centralmente’ de izquierda?


 


 


 


(Escrito con la colaboración de Emiliano Fara)