Políticas

11/7/1995|455

Un golpe de Estado de alcance nacional

Ramón Mestre, a punto de convertirse en flamante gobernador de Córdoba, sabía lo que decía cuando en mayo declaraba que “Hablar ahora sería como dar un golpe de Estado” (30/5). Ni necesitó hacerlo,  ya que el golpe fue “incruento” y sin palabras. Así se transformó de gobernador electo en gobernador de facto. En consecuencia, Mestre gobernará chantajeando a la Legislatura actual, o en su defecto por decreto.


¿En qué consiste el golpe de Estado? En la sustitución inconstitucional de un gobierno débil, incapaz de hacer frente a los trabajadores, que ha perdido  la “confianza” de los acreedores internacionales;  por un gobierno impuesto por los agentes de la banca mundial —Menem y Cavallo. La intervención “clásica” de los militares fue reemplazada por un declarado boicot económico, sin olvidar que los golpes militares también fueron “empujados” por un golpe financiero.


Todas las declaraciones de Mestre, después de la “renuncia” de Angeloz, confirman que asume como un gobierno de guerra contra los trabajadores. Pretender que Angeloz “renunció” y no que lo voltearon, constituye una vulgar miopía política y una concesión muy grave a la falsa democracia vigente. Sostener que lo derrocaron los trabajadores es una grosera falsificación de la realidad y significa presentar a Mestre como la expresión de un viraje a la izquierda en la situación política.


La función del golpe de estado menemista consiste en poner en práctica las exigencias del Banco Mundial y del FMI, de “ajustar” a las economías provinciales, a las que se responsabiliza por la “crisis” del “plan” económico. El “plan” Cavallo tiene un impresionante agujero fiscal que compromete su capacidad para pagar la deuda externa, por lo que sus mentores reclaman un mayor saqueo de las provincias.


Como lo dijimos en nuestro artículo editorial de hace dos semanas, Menem y Cavallo se lanzaron a una prueba piloto en Córdoba para imponer una derrota de alcance nacional a la resistencia popular. El imperialismo le ha exigido al gobierno cortar de cuajo las crisis políticas en la provincias y es por eso que fue íntegramente solidario en el sabotaje a las tratativas de Angeloz para conseguir un préstamo internacional.


Mestre ya ha lanzado un plan brutal, que implica la reducción de los salarios, transformándose de este modo en la punta de lanza de un planteo que apunta al conjunto de los trabajadores del país. Es una pieza clave de la política oficial de “deflacionar” los salarios. Ni qué decir que el menemismo va a usar a fondo el hundimiento del radicalismo en Córdoba para evitar derrotas electorales en Capital y en Santa Fe.


Toda la crisis política cordobesa giró en torno de la deuda externa y del derrumbe del “plan” Cavallo. Angeloz gastó centenas de millones de pesos, en plena crisis, para hacer frente a la corrida bancaria y para pagar las deudas externas de los bancos. Lo hizo con la plata de los salarios de los trabajadores del Estado provincial.


Mestre va a entregar la Caja de Jubilaciones, para transferir a sus aportistas  a la AFJP Claridad, formada por el Banco de Córdoba, la burocracia de Gerardo Martínez y la ITT Cenit. Una vez entregada la Caja, se acentúa la presión para la privatización del Banco.


El interés de la burguesía en la privatización bancaria consiste en que pretende un “olvido” de sus deudas por parte del Estado. La privatización del Banco Social beneficiaría espectacularmente a los Minetti y a Arcor, entre muchos otros, que hace tiempo no devuelven los préstamos que les fueran otorgados.


Menem-Cavallo han obtenido una victoria política con la caída de Angeloz, principalmente porque fue apoyada por el conjunto de la burocracia sindical de Córdoba, incluida la “izquierda” (Luis Bazán). Pero la lucha no ha terminado. El paro para el miércoles 12, por parte de empleados públicos, docentes y judiciales, evidencia la enorme resistencia de la base a las porquerías de su dirección y la conciencia de que se ha producido un golpe de estado pro-imperialista y de ningún modo el relevo de un gobernador anti-obrero y corrompido.


La crisis en Córdoba no fue más que el taparrabos de un negociado financiero a costa de los salarios estatales, pero esto demuestra precisamente que los capitalistas tienen las condiciones y los medios para pagar la crisis fiscal. Para eso se necesita que se abran las cuentas de los grandes capitalistas y que se les imponga un impuesto extraordinario. No solamente para pagar los salarios sino para sacar a la provincia del desastre.


La importancia que indudablemente tiene el golpe de estado en Córdoba, no le quita que sea sólo un episodio más de la inmensa crisis nacional. Los activistas tienen que tener presente, precisamente, el carácter conjunto de la situación. Es necesario trabajar empeñosamente por un agrupamiento firme de los activistas, por medio de asambleas, plenarios y congresos de trabajadores, que establezcan un programa consecuente y que organicen así una vanguardia obrera en oposición a la burocracia sindical.


Fuera Menem-Cavallo de Córdoba!


Que se abran las cuentas del Estado y de los capitalistas!


Impuesto extraordinario a los grandes capitalistas!


Desconocimiento de la deuda externa y de la deuda pública usuraria; ejecución de los grandes deudores de los bancos estatales!


Pago de todos los salarios de inmediato, ninguna reducción, salario de 1.100 pesos, igual al costo de la canasta familiar!


Cese de las suspensiones en la industria; escala móvil de horas de trabajo!


Por un congreso de bases de los sindicatos; por un congreso de trabajadores!