Políticas

23/2/1993|383

Un intolerable insulto menemista al pueblo argentino

La condecoración que el “comandante en jefe” Menem entregó al genocida Pinochet es una bofetada en pleno rostro del 99% de la población argentina, que siente el mismo odio profundo e infranqueable por el dictador que ensangrentó a Chile, que por los dictadores que ensangrentaron a nuestro país.


En la condecoración menemista se adivina la admiración del pretendiente dictador civil por el dictador militar.


“La República” de Montevideo informa que Menem tenía la intención de entregarle personalmente la condecoración al asesino. La determinación de Menem de abrazar a Pinochet estuvo a punto de crear una crisis diplomática con Chile: por una cuestión de protocolo, el presidente Aywin —que mantiene tensas relaciones con Pinochet— hubiera debido estar presente en el acto. Sólo la presión de la cancillería trasandina —dice La República— “disuadió” al riojano, quién delego el “honor” de condecorar a Pinochet en el jefe del Ejército argentino.


Aunque frecuentemente se lo tilda de “veleidoso”, Menem ha sabido guardar su “amor” por Pinochet: no hay que olvidar que el riojano fue uno de los poquísimos (menos de cinco) jefes de Estado invitados a la asunción presidencial de Aylwin que aceptó estrechar la mano del dictador que entregaba el gobierno, pero no el poder, en Chile. Y junto con la admiración, también se deja adivinar la “envidia” que Menem siente por Pinochet. Después de todo, Pinochet fue el pionero de la estafa de la jubilación privada … sin pasar por las penurias que el riojano está pasando para imponerla.


Contra lo que se pretende, la condecoración no tiene nada de “protocolar” aunque sí de “institucional”. Cae en un “momento delicado” para Pinochet; exactamente cuando en Santiago está comenzando el proceso a varios ex agentes de la siniestra DINA por el asesinato de Orlando Letelier, ex canciller de Allende. El indultador de los genocidas argentinos le tiende una mano a los genocidas chilenos.


Repudiada a los ojos del pueblo, la condecoración le sirve a Menem para mostrar a los ojos de la burguesía y el imperialismo su condición de defensor incondicional del orden burgués, de cipayo y de represor. Por el mismo motivo, pocos días después que Pinochet recibieron sus condecoraciones el coronel del Ejército británico, John Neeve, el reaganiano David Muldford y el presidente del Comité de Bancos Acreedores Cecil Rhodes, del Citibank, todos ellos agentes del capital financiero que invadió, expropió y pisoteó a la Argentina.


El “demócrata” Alfonsín puso el grito en el cielo por la condecoración a Pinochet, justamente él, que firmó el acuerdo del Beagle con el dictador. Curiosamente —o no tanto— Alfonsín se ha llamado a silencio frente a las condecoraciones a los piratas, militares, políticos y financieros, de Malvinas y de la deuda externa.


Las “condecoraciones” engrosan la ya larga lista de cuentas que el pueblo, más temprano o más tarde, habrá de cobrarle al régimen menemista.