Políticas

26/10/2015

Un primer balance del 25-O


Contra lo que habíamos previsto, la novedad en el escenario electoral tuvo lugar en el campo de los partidos capitalistas del ajuste – no en el lugar que ocuparía allí el Frente de Izquierda. Las señales anticipatorias estaban, sin embargo, a la vista, pues, incluso desde las PASO, emergía la posibilidad de que la candidata del macrismo derrotara al FpV y al PJ en la provincia de Buenos Aires, y en este caso de que Macri entrara a la segunda vuelta. La agenda política que centró la preocupación de los electores no fue el ajuste, en el que coincidían los principales candidatos, a pesar de que la discusión sobre la salida a la crisis económica ocupó una atención dominante en la última fase de la campaña. La motivación principal del electorado fue impedir una victoria de Hannibal Fernández en la provincia de Buenos Aires y del aparato de intendentes bonaerenses, y más allá de la Provincia la continuidad de aparatos como el de Milagro Sala o la Cámpora. “Hannibal Fernández fabricó la caída de ‘Scioli para la Victoria’”. El voto progresista contra los exponentes del autoritarismo, la represión y el espionaje, por un lado, se combinó, por el otro, con el apoyo al campo que se definió con mayor contundencia por una salida devaluatoria. La fuerte ‘dolarización’, fomentada por el gobierno K, sea por medio del ‘dólar-ahorro’ o las operaciones de Bolsa, pone a una parte de la clase media a favor de la devaluación. Los ‘mercados’ han saludado la victoria de Macri con una fuerte suba de los bonos de la deuda pública y de las acciones. Los votos progres de Stolbizer en las PASO se pasaron en masa al macrismo, no al Frente de Izquierda – sin afectar a la candidatura de Massa, que creció algunos puntos respecto a las PASO.


 


Lousteau


En la semana previa a los comicios se empezó a dar “la gran Lousteau”: así como hubo una corrida electoral hacia Lousteau contra Macri-Larreta en el último tramo del balotaje porteño, ahora ha habido una corrida hacia Macri contra Scioli-Hannibal en la elección nacional. Los que pedían al Frente de Izquierda que votáramos a Lousteau para derrotar a Macri en la Capital, ahora le pedirán que vote a este Macri en la segunda vuelta electoral contra Scioli. Curiosamente, el ‘voto útil’ que inventó Massa para sacarle votos a Macri, favoreció a Macri contra Sciloli. El llamado ‘voto útil’ no fue un instrumento publicitario ingenioso para sustraer votos a las terceras fuerzas sino la expresión de una corriente electoral para impedir que los Hannibal Fernández, los Berni, los Curto y los Fellner-Sala siguieran en el gobierno. Es lo que había anticipado la rebelión en Tucumán contra el fraude, donde ahora Scioli retrocede respecto a las PASO. Se plantea la posibilidad de una salida a la De la Rua, donde el voto progresista apuntala una salida ajustadora. El ascenso del macrismo tiene como base esta contradicción política, cuya dimensión se verá con el desarrollo de la política de devaluación y tarifazos. La tapa de Clarín en el fin de semana de la veda, que anuncia la victoria de Scioli en primera vuelta, es un testimonio de la desorientación que ha caracterizado al ‘establishment’ en esta etapa, de un lado, y de la fragilidad del ascenso macrista, del otro. El macrismo ha sido el beneficiario fundamental del planteo de la ‘renovación’, en el sentido generacional y candidatos sin trayectoria.


 


Frente de Izquierda


De acuerdo a los resultados provisorios del domingo a la noche, nuestro Frente de Izquierda repitió el porcentaje de las PASO, o sea que no capitalizó los votos que dejaron la izquierda y centroizquierda que no superaron el piso de las PASO. El Frente de Izquierda no ha conseguido la aspiración mínima de agregar tres diputados nacionales, aunque pelea el ingreso de Néstor Pitrola por el distrito bonaerense. Este resultado no indica para nada una derrota política, pero sí un fuerte frenazo, que relega el nivel de protagonismo político de cara a la nueva etapa que se iniciará luego del balotaje del próximo noviembre. Un balance completo exige conocer cuál ha sido el grado de reclutamiento militante que hubieran conquistado el Frente y sus partidos, que es el criterio decisivo. La experiencia enseña que los ajustes y crisis que se prevén no garantizan un crecimiento de la izquierda revolucionaria en un futuro inmediato si ella no ingresa a esa etapa de ajustes y crisis con una mayor penetración previa en la clase obrera y la juventud. Una característica de estas elecciones es que el electorado no parece tener conciencia del alcance del ajuste que se viene, a diferencia de lo que ocurrió en 2001, pero repitiendo lo de 1999. Este desnivel entre la tendencia objetiva de la crisis, por un lado, y la comprensión que tiene el electorado, por la otra, ha sido el factor objetivo de los resultados menores a los esperados del Frente de Izquierda. No se puede reivindicar un cuarto lugar electoral cuando es el producto de un derrumbe espectacular de Stolbizer y no de un crecimiento propio. La auto proclamación electoral a cualquier precio es una manifestación de electoralismo.


 


América Latina


Es muy probable que el ascenso espectacular del frente macrista tenga un impacto grande en los países gobernados por el sector bolivariano, en especial Venezuela y Ecuador, y en el futuro del gobierno de Dilma Roussef. Le da un impulso poderoso al macrismo continental. En Argentina, la experiencia ‘nacional y popular’ ha caído bajo su propio peso, su propia responsabilidad, sus propios límites de clase y sus propias contradicciones. Pero este macrismo latinoamericano no tiene la base social ni la capacidad política para implementar los violentos ajustes que impone la crisis en América Latina, sin atravesar convulsiones igualmente violentas. Es imperioso que en el continente la izquierda combativa se separe del cadáver del chavismo y del centroizquierdismo y se organice políticamente en forma independiente para capacitar a las masas a librar una lucha de alcances históricos. El Frente de Izquierda debería convocar a una conferencia latinoamericana para debatir sobre la nueva situación que han creado, la enorme crisis económica, de un lado, y el agotamiento bolivariano y centroizquierdista, del otro. Todo indicaría que una victoria de Macri en el balotaje debería reforzar considerablemente al macrismo de España, la nueva organización Ciudadanos, donde habrá elecciones nacionales el 20 de diciembre próximo. Ciudadanos, que reúne la mayor parte de las características del macrismo, es un cuestionamiento a la derecha franquista de España desde una derecha ‘renovada’, que arma alianzas, donde le conviene, con el Psoe e incluso Podemos.


 


Balotaje


La segunda vuelta se presenta ahora de un modo completamente imprevisto. Scioli se presentaba, en el escenario anterior, como el ajustador que contaba con el aparato para imponer políticamente el ajustado – los gobernadores, intendentes del conurbano, burocracia sindical. Pero con la victoria descomunal del macrismo en la provincia de Buenos Aires, el acercamiento del cordobés Schiaretti al macrismo y la disposición del salteño Urtubey a lo mismo, el frente de Macri – que ya tiene el gobierno de la Capital – entra al balotaje con el respaldo de un aparato estatal más sólido que el de Scioli. Se trata de un giro violento en la competencia política. La gran burguesía y Obama van a cambiar de caballo y podrán apoyar a su candidato preferido. Es un escenario que margina al Frente de Izquierda, que llama a votar en blanco, como no podría ser de otro modo, y deja en evidencia el frenazo recibido el domingo pasado. Proponemos una campaña de asambleas de militantes y simpatizantes que discutan un balance a fondo de las elecciones y de la situación política que ha derivado de ella, y que elaboren un plan de movilización y objetivos prioritarios para la nueva etapa. Las contradicciones y conflictos de esta nueva etapa darán un impulso decisivo a la izquierda revolucionaria.