Políticas

3/5/2007|990

Un “proyecto” que ningunea la lucha de los docentes y la rebelión popular

Para el MST, la rebelión popular que sacude Santa Cruz es una excusa para proponer “un nuevo proyecto político” que sería el de “construir (…) una nueva izquierda” en la provincia (Alternativa Socialista, 25/4). No es casual que el largo texto que el MST dedica a Santa Cruz no diga una sola palabra de cómo llevar la rebelión popular en curso a la victoria. Al “nuevo” proyecto político le resulta indiferente el desenlace de la ‘rebelión popular’ y expone el más crudo electoralismo.


División permanente


Para el MST, el “nuevo proyecto” debe ser capaz de “discutir sin dividirse”, de “tolerar las diferencias”. Se jacta precisamente de lo que no tiene, pues en los últimos quince años no ha hecho más que dividirse, y a veces sin discusiones. Han hundido Izquierda Unida, a la que habían presentado también como “un nuevo proyecto”. Más recientemente produjo otra fractura, la de su ‘frente’ con Mario Cafiero… Cafiero rompió con el MST criticando el juicio contra la Triple A como “un intento de destruir al peronismo”. El MST todavía debe una explicación de esta fractura bochornosa.


Paracaidismo


El MST dice que, bajo Kirchner, Santa Cruz vivió “una década infame” y de “desmovilización social”, lo que demuestra que estuvo ausente de las luchas libradas por los trabajadores a lo largo de esta década; ni siquiera las ha registrado.


Contra lo que sostiene el MST, las luchas contra Kirchner fueron abundantes en Santa Cruz. Sólo por mencionar algunas: las varias huelgas de los mineros del Turbio contra el vaciamiento y contra la burocracia sindical; las movilizaciones docentes; los piquetes de los municipales de Río Gallego; las luchas de los trabajadores de la salud; las movilizaciones posteriores al Argentinazo, agredidas por la patota kirchnerista; las grandes movilizaciones de desocupados en toda la provincia; las luchas de los petroleros.


El MST pretende dar ahora lecciones de cómo “aprovechar una situación excepcional”… que él no contribuyó a crear.


Destrucción política


Dice el MST: “Adosac fue un bastión de coherencia en estos años, que sembró la credibilidad que hoy la ubica como una referencia político-social en Santa Cruz”. Lo que no dice el MST es que el FUT-PO de Santa Cruz jugó un papel destacado en la dirección de Adosac en todos “estos años”. Para no insistir en esto, remitimos al lector al artículo publicado por Miguel del Plá en un número anterior de Prensa Obrera, donde concluye que “la lucha actual no nació de un repollo, sino de todo este proceso de preparación de muchos años. La autoridad ganada por Adosac, que le permite ahora ser el eje de una lucha tan amplia, le pese a quien le pese, tiene una de sus bases en el trabajo incansable, de muchos años de construcción y militancia,de Tribuna Docente y el Partido Obrero” (Prensa Obrera, 14/4; ver http://www.po.org.ar/node/5618).


Cuando el MST habla de “nuevo proyecto”, revela un sectarismo extremado, aparatismo y desesperada autoproclamación…


Vacío ideológico


Dice el MST: “queremos poner en pie una herramienta política (que) cambie mucho de los vicios y errores que tiene la izquierda conocida”. El MST se borra solo de la historia de Santa Cruz al inscribirse en la izquierda des-conocida, o sea, que nadie conoce.


La “izquierda conocida”, en cambio, plantó, durante más de una década, una oposición política de conjunto al kirchnerismo.


El MST omite cuidadosamente explicar las razones por las cuales la “nueva izquierda” —carente de los “vicios y errores de la izquierda conocida”— ha sido absolutamente incapaz de construir nada, en Santa Cruz o en cualquier otra parte… a excepción del mencionado frente con Mario Cafiero.


El “nuevo proyecto” carece de un programa político. El MST no levanta ninguno ni indica cómo será posible llevar la rebelión popular a la victoria. Es obvio que eso no lo impulsa a desarrollar la organización política independiente de los trabajadores.


El MST no es el único que propone “algo nuevo” en Santa Cruz; también lo hace la UCR cuando plantea un “frente cívico y social” contra Kirchner. Tienen en común la despreocupación por cómo llevar la rebelión popular a la victoria; se limitan a especular con cuántos votos le aportará esa rebelión a sus respectivas “nuevas propuestas”.


El FUT-PO plantea en su agitación cotidiana en Santa Cruz que “el gobierno de la provincia tiene que pasar a manos de una Asamblea Constituyente, convocada por los trabajadores en lucha y las principales organizaciones populares”. ¿Qué plantea la “nueva izquierda”? Su vacío ideológico es absoluto.


Movimientismo


El PO viene denunciando, desde ya mucho, que el MST protagoniza un proceso de disolución política. Consecuentemente, es mortalmente hostil a la construcción de un partido propio de los trabajadores.


Su “nuevo proyecto político” para Santa Cruz profundiza esta tendencia. Su única crítica (si es que puede llamársela así) a la “izquierda conocida” no radica en su política, en sus consignas o en su programa; la critica porque es… un partido. Es decir, una organización que defiende un programa.


¿Qué le opone el MST? Un “instrumento político”. El ‘instrumento político’ puede ser, a lo sumo, el representante de determinados intereses reivindicativos o económicos (por ejemplo, de una dirección sindical, de una cooperativa, etc.); es lo que Lenin calificó, hace ya mucho, como la “política burguesa de la clase obrera”. El partido no es una suma de reclamos parciales; se construye como una definición de los intereses históricos del proletariado.


El “instrumento político” del MST “tiene que ser muy abierto”. Pero ¿a quiénes? ¿A los Rivas, a los Basteiro, a los Cafiero, a los Heller, sucesivos ‘aliados’ de sus aventuras de aparato?


El MST ofrece un sitio en alquiler en su lista electoral; no tiene nada de “nuevo” y, mucho menos, de “proyecto político”.