Políticas

23/5/2014

Un rescatista de los rescatistas de Repsol


Federico Bernal ha dedicado dos entregas de cuatro columnas cada una a atacar al Partido Obrero y al FIT por nuestra crítica a la pseudoestatización kirchnerista de YPF, que terminó con un resarcimiento de 10 mil millones de dólares a Repsol, por un lado, y los acuerdos secretos y neoliberales con Chevron y otras petroleras, por el otro.


 


Bernal invoca la "soberanía petrolera", pero ni se refiere a que la YPF supuestamente estatal sigue siendo una sociedad anónima, que debe responder ante el 49% de los accionistas de Londres y Nueva York. Constituye literalmente un escándalo que un personaje que defendió diez años de vaciamiento energético y la remisión de utilidades multimillonarias al exterior, incluso por encima de las realmente registradas, elija atacar al Partido Obrero… en nombre del autoabastecimiento.


 


El kirchnerismo fue uno de los principales impulsores de la privatización de YPF, en 1992, que la presidenta sigue reivindicando, la que inició el vaciamiento energético con una política de inversiones y compras de empresas en el exterior, y el pasaje de sociedad estatal a una sociedad anónima con mayoría de accionariado internacional. Luego del menemismo, el mismo círculo político-económico K apoyó a Repsol en YPF, a lo largo de una década, a sabiendas de que repatriaba el 90% de sus utilidades; que luego introdujo en YPF al empresario "amigo" Esquenazi para reforzar esa misma política de vaciamiento, al punto de aceptar que pagara su participación en la petrolera sin poner un peso y con sus dividendos futuros; y que entregó el mayor yacimiento del país –Cerro Dragón– a la Panamerican Energy, en una operación cuyo carácter fraudulento ha comenzado a salir a la luz en las últimas semanas.


 


Hablar de "soberanía energética" con semejante política es una impostura. Los responsables de una orientación petrolera que condujo a importaciones de energía que cruzan la raya de los 15 mil millones de dólares atacan a la izquierda ¡en nombre del "autoabastecimiento"! Es claro que todavía no hemos visto todo en el arte del macaneo.


 


YPF Y REPSOL


 


Para Bernal el pasado, cuando le conviene, no existe; la historia habría comenzado en 2012, sin una palabra de autocrítica por el saqueo precedente. El gobierno tuvo que intervenir en YPF como los bomberos en un incendio. La succión de recursos a YPF, por parte de Repsol, se acentuó a partir del estallido de la bancarrota capitalista internacional, cuando los accionistas de la petrolera española (Sacyr Vallehermoso y La Caixa) utilizaron los dividendos de YPF para conjugar sus propias pérdidas en la crisis financiera e inmobiliaria de su país. La Argentina nacional y popular financió el rescate del capital extranjero. La pseudoestatización de YPF, sin embargo, venía de la mano de las gestiones con Exxon, Chevrón, Phillips Conoco y otras, con el objetivo de anudar "alianzas estratégicas", o sea, transferir la renta petrolera a los norteamericano. La misma renta que se habían llevado gratis los españoles, pues Respsol compró YPF con préstamos.


 


AUTOABASTECIMIENTO


 


Bernal nos acusa de oponernos al "autobastecimiento petrolero", sólo porque –recortando maliciosamente citas de nuestros artículos– Néstor Pitrola denuncia la manipulación del "autoabastecimiento", mientras se desconocen las reivindicaciones de los obreros petroleros, que continúan sufriendo todas las formas de la precarización laboral. 


 


Pero el acuerdo con Chevron no tiene nada que ver con el autoabastecimiento, para lo cual debería, en primer lugar, prohibir las exportaciones de petróleo y asegurar las reservas. La exportación de petróleo convierte al abastecimiento interno en mercado secundario del internacional. Pero es eso lo que está concedido a Chevron, con el agravante que admite como plan de inversiones la reinversión de las utilidades internas. O sea que los yanquis se autofinancian con el ahorro nacional. La habilitación para exportar "organiza" a la industria petrolera a partir de los precios internacionales de los hidrocarburos, puesto que internacionaliza los precios del gas y de las naftas en el mercado interno. Se trata de la transferencia integral de la renta petrolera a los monopolios internacionales, y un seguro bloqueo a cualquier tentativa de reindustrialización o desarrollo independiente del país. El permiso para exportar es un incentivo al saqueo de reservas y, por lo tanto, antagónico al autoabastecimiento. Para demostrarlo, están los gasoductos de exportación del menemismo, que agotaron rápidamente el horizonte de reservas del país.


 


Estimado Bernal: además de defender el vaciamiento petrolero K, ¿cómo hacés para defender todo el entreguismo en curso y tampoco mencionar, al menos una vez, la monumental confiscación que representa para el pueblo el naftazo, que a 13 pesos el litro, ya representa U$S 1,60, a la europea?


 


STALINISMO, TROTSKISMO Y NACIONALISMO PETROLERO


 


Bernal pretende tirarnos por la cabeza las enseñanzas de Trotsky, que apoyó la nacionalización petrolera de Cárdenas (1938). ¿Qué tiene que ver esa nacionalización con la política kirchnerista, que remplazó a Repsol por Chevron, tiene al país sembrado de multinacionales, cotiza el capital en Nueva York, y terminó resarciendo generosamente también a Repsol?


 


En su exposición reciente en la Comisión de Energía de Diputados, Jorge Altamira evocó la nacionalización sin pago de la Internacional Petroleum por parte del peruano Velazco Alvarado, la del boliviano Ovando a la Gulf y la de Hugo Chávez en 2002, quien frenó la transferencia de la renta petrolera venezolana al capital internacional, que la derecha de Venezuela pretendía realizar con el método Estenssoro-Menem-Kirchner, o sea desviando el capital interno al exterior. Altamira contrapuso estos casos al acuerdo del kirchnerismo con Repsol, que resarcirá a los vaciadores de YPF y de las reservas petroleras del país.


 


Al comparar a Kirchner con Cárdenas, Bernal sabe que está mintiendo. Desconoce, además, que fue precisamente en México donde Trotsky elaboró las ideas sobre el bonapartismo latinoamericano y llamó al proletariado a no dejarse enredar por este y desarrollar en forma plena su independencia política. Lo de Bernal no permite, lamentablemente, entablar una discusión teórica, por la simple razón de que lo que escribe es falsificación y mentira aplicadas con alevosía. El Frente de Izquierda reclama la nacionalización sin pago de toda la industria petrolero-gasífera del país, bajo la dirección de la clase obrera y no de los vivillos de Enarsa, otro producto nacional y popular que no resistiría una investigación administrativa, y a la cual no le concede ni un responso.


 


Bernal parangona la entrega a Chevron con los compromisos del Estado soviético con el capital internacional (1921). Pero, precisamente, Lenin nunca pretendió que esos compromisos fueran "nacionales y populares" sino, al contrario, una "retirada táctica", y tampoco entregó a los Galuccio (Schlumberger) la dirección de la principal empresa del país. Bernal firma sus artículos como bioquímico. ¿Sufrirán sus pacientes el mismo nivel de manipulación que sufren sus lectores?


 


CABALGAMOS


 


En su defensa del gobierno, Bernal desnuda el escozor que provoca en el kirchnerismo el desarrollo del Frente de Izquierda. Bernal nos atribuye un electorado "antikirchnerista", pero olvida que es un antikirchnerismo obrero y popular, que va creciendo con el derrumbe del gobierno de la devaluación, los despidos y suspensiones, las jubilaciones de menos de 3000 pesos, el impuesto a los salarios, el naftazo, la media salarial de 4000 pesos del 70% de los asalariados, el 35% de tercerizaciones y precariedad, y la lista sigue. Bernal no menciona nuestro crecimiento en los sindicatos. 


 


Los alcahuetes del kirchnerismo han desaparecido, como ha ocurrido con el stalinismo. Nosotros ampliamos nuestro campo de acción con el arma de la crítica y el desarrollo de la lucha.  


 


Marcelo Ramal