Llegó un día de esos, en que un movimiento de lucha social ocupaba por méritos propios un lugar preponderante en el escenario de lucha política en el país. Inmediatamente su instinto de clase lo llevó a bramar con el pecho hinchado de felicidad y en el lenguaje salvajemente exacto hecho consigna de combate ¡Piqueteros carajo!

Como siempre hay momentos en la vida de las personas donde las decisiones adquieren el rango de declaraciones incontenibles y uno de esos días del 2002 en una de esas imborrables jornadas de lucha, se declaró incorporado al Partido Obrero. Y como buen revolucionario llegó para dar lo mejor de él.

Hoy debemos darte un merecido saludo y es inevitable sentir tu ausencia física como una parte amputada del cuerpo real del Partido Obrero y obviamente el dolor nos angustia un poco. Sin embargo estás en nuestro pensamiento, y tu presencia se hace física en nuestro recuerdo, dándonos un motivo para continuar luchando.

Ahí nos conocimos, ahí vivimos, ahí moriremos: luchando contra nuestros enemigos de clase, y todos sabemos bien que no habría motivo mayor de felicidad para vos, que no sea:
Camarada Tinker, nos vemos en la lucha.

Carla – San Fernando