Políticas

28/10/1993|405

Una cooperativa de once “ñoquis”

Cinco días después del 3 de octubre, el “Cronista Comercial” hizo pública una información, de suma gravedad, que conocía con bastante antelación y que concientemente, según explica el mismo diario, había ocultado a sus lectores. Según “El Cronista” (8/9), Graciela Fernández Meijide, Mirta Chiernajovsky (esposa del “Chacho” Alvarez) —candidatas a diputadas por el Frente Grande— y Raúl Fernández, Abel Fatala, Leticia Maronese, Hernán Pérez Moritán, Mario della Rocca, Eduardo Sábato, Luis Angel Díaz, Pedro Gallardo y Héctor Núñez —candidatos a concejales por la misma organización—, todos ellos revistaban como “empleados administrativos” del bloque del concejal Ibarra. Sus sueldos oscilaban entre los 1.200 y los 1.900 pesos y siguieron cobrándolos religiosamente aún cuando, por desempeñar una actividad como candidatos, no “cumplían tareas” en el Concejo Deliberante. En resumen, se trata de perfectos “ñoquis”, que cobraban por un trabajo que no hacían.


La noticia dice mucho sobre el Frente Grande. Es “notable” que hayan sido designados como “empleados administrativos” nada menos que sus principales dirigentes y candidatos, su “dirección política” … es decir que no estaban destinados a cumplir “tareas administrativas” por las cuales cobraban. Esto revela que también para los capitostes del Frente Grande la política es el arte de apropiación personal del presupuesto del Estado. La Meijide, diputada electa, y Fernández y Fatala, concejales electos, “ascenderán” del sueldo de administrativos a la dieta. Los restantes seguirán como “empleados” … hasta tentar “suerte”  en la próxima elección. El asunto retrata a una camarilla de carreristas políticos.


El Frente Grande se delata así como una cooperativa de burócratas, funcionarios rentados del Estado, que han convertido el presupuesto —es decir, los impuestos pagados por los consumidores— en la fuente de su diario sustento. Como en toda burocracia, en el Frente Grande existe una “jerarquía”  y una “selección” de arriba hacia abajo y no de “abajo” hacia“arriba”, como cuadra a una organización democrática: los diputados y concejales elegirán ahora nuevos empleados “administrativos” que se colocarán como candidatos para las próximas elecciones.


Si el Frente Grande se desarrolla, es decir, si logra hacer elegir numerosos diputados y concejales, éstos, con sus “asesores” y “empleados”, desarrollarán sus propios “intereses sociales”, que no son otra cosa que la defensa de sus prebendas y dietas… y del Estado que las paga.


La Meijide pretendió “delimitarse” del escándalo: declaró que había renunciado a su cargo de “empleada administrativa” apenas fue nominada como candidata por “cuestiones éticas”. La “aclaración” viene así a confirmar que ninguno de los otros tuvo ningún prurito de ser “ñoquis” concientes. Pero la “aclaración” tampoco absuelve a la Meijide —que “casualmente” está registrada con su nombre de soltera, absolutamente desconocido. Es que la señora Meijide no tuvo empacho en seguir conviviendo en un mismo frente con candidatos que, según su propia vara personal, no eran “éticos”. ¡Y todo esto en un frente que se proclamaba como el abanderado de la “ética” y la defensa de los “principios morales”! La “aclaración” retrata al Frente Grande como una banda de estafadores políticos.


Pero la “noticia” dice todavía un poco más sobre el Frente Grande … y el menemismo. El super-oficialista y super-privatista “Cronista Comercial” no divulgó la noticia en medio de la campaña para no perjudicar las chances del “Chacho” y, de paso, las de Erman González. El manejo de la información por el diario menemista viene a confirmar la caracterización del PO de que el centroizquierdismo fue “inflado” desde la propia Rosada.