Políticas

13/7/2006|954

¿Una cumbre o un encubrimiento?

Cuando comience en Córdoba la cumbre de presidentes del Mercosur ampliado, los asambleístas de Gualeguaychú volverán a movilizarse para rechazar la instalación de las pasteras sobre el río Uruguay.


Rechazarán el ‘abrazo’ de Kirchner y Tabaré, que da por aceptada la instalación de las plantas contaminantes del medio ambiente.


Hablarán de negocios energéticos, con un Lula que representa a Petrobras — una pantalla de los fondos de inversión internacionales.


O con un Kirchner que acaba de autorizar a las provincias a re-privatizar los pozos que han quedado vacantes.


Hablarán de un “bono del Sur”, que en el mejor de los casos significa seguir con la rueda de la deuda externa.


No dirán una palabra de retirar los ejércitos de Haití, donde se encuentran en función de policía interna al servicio de Bush.


La presencia de Chávez no cambiará el rostro de la cumbre, ni el ingreso de Venezuela al Mercosur lo privará a éste de ser el mercado de las automotrices, cerealeras y petroleras.


Chávez sepulta los imaginarios objetivos del Alba en función de un acuerdo con los Estados capitalistas de la región.


Mientras tanto, nuestro Presidente sigue la política del tero con todo rigor. Mientras vocifera desde la tribuna, bastó un apriete de Blumberg (Macri) para que se resuelva archivar toda modificación del Código Penal.


Los izquierdistas acomodados en los despachos gubernamentales dirán que “el Mercosur se opone al Alca”, como si no fuera el Mercosur de Repsol, de Ford y General Motors, de Molinos y de los grandes bancos.


De paso disimularán el acuerdo de ‘libre comercio’ que el Mercosur se apresta a firmar con Israel.


Abajo el macaneo.


Más que nunca, por la Unidad Socialista de América Latina.