Una gira para “hacerlo parir” a Kirchner
Seguir
El periplo europeo de Kirchner terminó con una cita en Washington impuesta por el imperialismo yanqui, en la que “Bush le pedirá a Kirchner un rápido acuerdo con el Fondo” (Clarín, 20/7).
Lo mismo le habían reclamado los popes del imperialismo europeo en cada ciudad que visitó.
En Bruselas, Romano Prodi, en representación de la Unión Europea, le reclamó “un golpe de confianza para las privatizadas”, lo que obligó a Lavagna a prometer un rápido aumento de tarifas, “las compensaciones a los bancos (por la pesificación asimétrica después de la devaluación), que se pague las “deudas fiscales con las automotrices”, que se disminuya el precio de las tasas que se pagan en los aeropuertos argentinos, que se apruebe la ley de patentes que exigen los laboratorios extranjeros, y resolver el pago de la deuda externa (Infobae, 16/7).
El “éxito” de la cita de Kirchner-Lavagna con Prodi, llevó al santacruceño a eludir la reunión prevista con los empresarios franceses, a los que les hizo “ole” en París, lo que provocó una de las crisis políticas de la gira presidencial argentina.
El clima terminó de enrarecerse cuando en Madrid los capos de las privatizadas que actúan en la Argentina le exigieron a Kirchner la resolución de los contratos y el aumento de tarifas.
En tanto, los tenedores de bonos de la deuda externa argentina en default (que no se está pagando) de Italia y de Alemania, conformaron un organismo internacional para exigir a la Argentina el pago del ciento por ciento del valor nominal de sus bonos, los que suman más de 20.000 millones de euros.
Más allá de las bravuconadas, la “gira europea” de Kirchner fue la ratificación del fin del período de gracia de parte del imperialismo al gobierno argentino.
De ahí que Clarín editorialice que la gira ha sido un importante paso para “reinsertar” a la Argentina en el mundo, pero que el cumplimiento de ese objetivo dependerá mucho de “cómo evolucione la negociación con el FMI y con las empresas de servicios (las privatizadas)” (20/7).
Kirchner está en la cuerda floja y va a ver a Bush para firmar un acuerdo con el FMI sostenido sobre tres puntos básicos: “el superávit fiscal, la reforma del sistema bancario y financiero y la situación de las empresas privatizadas” (Clarín, 20/7).
Es decir, pagar con impuestos, tarifazos, miseria salarial y desocupación la deuda externa, y entregar las empresas, los bancos y los recursos que aún quedan, en función de un nuevo acuerdo político de entrega al imperialismo.
En medio de los dolores de parto, Kirchner les recordó a todos los capitalistas españoles que lo estaban apretando en Madrid la excelente relación que había construido en Santa Cruz con Repsol-YPF, a la que le entregó la riqueza petrolífera de su provincia. Kirchner fue el principal lobbysta de las petroleras contra las retenciones establecidas por Duhalde a la exportación de combustibles.