Políticas

2/10/2014|1334

Una ley que consolida los salarios de hambre


Afuera de la Legislatura, algunos centenares de municipales llevados por la federación municipal (Fesimubo), seguían la sesión. Adentro, una barra de directivos de los sindicatos municipales imponían sus cánticos. Los diputados de extracción sindical, Hernán Doval (FpV-Fesimubo), autor del proyecto original y Rita Liempe (UP-ATE) saludaban la votación del proyecto como un día histórico, que “terminaba con la precariedad laboral de los municipales”. Recibió un saludo especial el diputado Juan José Mussi, representante histórico de los intendentes del PJ que han pasado de Menem y Duhalde a Cristina, sosteniendo el negreo de los municipales a través de todos sus mandatos. En el mismo sentido fueron los discursos de los principales diputados del PJ, la UCR y el FAP.


 


Quedó en manos del Frente de Izquierda, a través de Christian Castillo, ir contra la corriente. Como explicaba un comunicado distribuido en la movilización por los municipales del Partido Obrero, no asistíamos a la conquista de la paritaria sino a su entierro. El proyecto original, que habíamos definido apoyar, establecía una paritaria provincial única de municipales. Propusimos una serie de enmiendas para clarificar y extender derechos laborales por los que los municipales vienen peleando, como comisiones de seguridad e higiene y guarderías. Sin embargo, las modificaciones que sufrió el proyecto fueron en el sentido contrario, llevando a la imposición de cláusulas patronales y la anulación de la paritaria única.


 


Las paritarias que se establecen, limitadas a los fondos y la disposición de cada municipio, mantiene el aislamiento y la heterogeneidad que permiten hoy que los municipales sean el sector peor pago de los trabajadores en blanco del país, con muchos básicos por debajo del salario mínimo vital y móvil. En la discusión, el diputado de la Fesimubo entregó, además, muchos aspectos laborales importantes. Se quitó la referencia de un porcentaje por antigüedad, se alargó el período de prueba de seis meses a un año y se endureció una cláusula de servicios esenciales, al punto de cuestionar severamente el derecho a huelga.


 


El reclamo de los municipales de una paritaria provincial, por el cual la federación nunca organizó un plan de lucha, ha sido desguazado. ATE acompañó la partida, negociando una redacción de las paritarias municipales y el Consejo Consultivo provincial que les garantizara un asiento. Han privilegiado el aparato por encima del salario de los municipales.


 


El balance de esta entrega refuerza la necesidad de constituir un poderoso reagrupamiento provincial de municipales antiburocráticos para recuperar los sindicatos, ir por un salario igual a la canasta familiar, por condiciones de trabajo y por una paritaria única de municipales.