Políticas

22/10/2009|1105

Una lucha que puede y tiene que triunfar

La huelga por tiempo indefinido de los trabajadores de la salud de Tucumán continúa con toda firmeza. Las marchas de los miércoles son multitudinarias. Sin embargo, no han logrado quebrar la intransigencia del gobierno, jugado a que el conflicto se desgaste apelando a los descuentos, que en el último mes superaron la mitad de los sueldos.

El rol de la Iglesia

Según la Iglesia, la persistencia del conflicto no sería responsabilidad del gobierno sino de los propios luchadores autoconvocados, a quienes reprocha “no tener personería”. De la misma manera procedió con los autoconvocados de la salud del municipio de la capital, quienes requirieron la mediación del obispado. La respuesta fue “por qué no accionar a través de sus gremios (…) no se puede ir siempre por fuera de las instituciones. Vivimos en sociedad y debemos respetarlas, de lo contrario esto sería un caos” (La Gaceta, 6/10).

En esta misma línea, se han levantado diferentes posiciones que apuntan a construir sindicatos por encima del resultado de la lucha. Un sector, alineado con el PCR, desenvuelve un planteo derrotista, destacando que al gobierno no se lo puede vencer y que la lucha debe ser “prolongada”, en línea con lo que plantea la Federación de Profesionales de la Salud (Fesprosa). Otro planteo apunta a un proyecto sindical vinculado con el Colegio Médico, o sea un sindicato que seria apéndice de una organización patronal. Un tercer sector fogonea un desarrollo de ATE salud, pero sin explicar por qué ATE y la CTA están completamente borrados del escenario de la lucha. Luego, existe un bloque que plantea la lucha por la recuperación de ATSA con la denominación de los autoconvocados, pero entre sus impulsores se anotan varios viejos ex burócratas que pretenden manipular la buena fe de las bases rebeladas de Sanidad.

Todos esos sectores pugnan entre ellos, pero coinciden en fogonear la mediación de la Iglesia, la injerencia del “campo” y de los políticos patronales, y enfrentan al bloque de delegados independientes que pone todas sus energías en llevar la lucha a la victoria y luego, sobre esa base, discutir qué clase de organización permanente se debería crear. En relación con esta posición, en algunos hospitales ha comenzado la discusión y la implementación de “comités de lucha o de huelga” para incorporar a una acción activa y organizada no sólo a los delegados, sino también a los activistas.

El Cuerpo de Delegados del Hospital Avellaneda –con el apoyo de los delegados de los hospitales Obarrio, del Carmen y la Maternidad– tomó la iniciativa de convocar a organizaciones sindicales, estudiantiles, de derechos humanos y sociales a formar una coordinadora por el triunfo de la lucha de la salud y en apoyo a todos los reclamos obreros y populares. Fue una iniciativa dirigida a quebrar el bloqueo de la CGT, la CTA y la Federación Universitaria.

El PO llevó a esa convocatoria una propuesta de iniciativas de lucha y organización, que fue tomada por los presentes con el compromiso de llevarla como moción al plenario general de delegados.

Perspectivas

En el último plenario general de delegados, se tomaron varias de las mociones de la Coordinadora de lucha: se mantienen el paro general y la marcha de los miércoles, un paro informático para desarticular al sistema y una marcha nocturna con cacerolazo para el viernes 23.

En este cuadro, el gobierno acaba de anunciar el recorte de una conquista denominada “zona docentes” (que va a implicar una rebaja salarial) y, simultáneamente, un impuestazo inmobiliario sobre la base de un revalúo de la propiedades mientras discute medidas promocionales para los sojeros y los barones del citrus y del azúcar.

En Tucumán no está dicha la última palabra. La lucha de la salud puede triunfar si profundiza sus acciones y logra quebrar el bloque burocrático por medio de la coordinadora de organizaciones combativas. Se vienen días decisivos.


El MST con la burocracia

En el plenario de organización convocado en el hospital Avellaneda, Daniel Blanco hizo una intervención que puso de relieve que la lucha aún no había triunfado por el sabotaje de la CGT y la CTA, que en cinco meses no había adoptado una sola acción práctica en favor de la lucha.

Simultáneamente, alertó sobre los políticos colados, como Margarita Stolbizer, que venían a aprovecharse de la lucha pero a no comprometerse con nada práctico, que vienen a Tucumán, pero no a Catamarca, donde los autoconvocados de la salud llevan cinco años de lucha, simplemente porque hay un gobierno radical.

En la reunión estaba presente la secretaria de Sadop y a la vez secretaria gremial de la CGT, que intentó refutar a Blanco declarando que la CGT estaba haciendo grandes sacrificios, planteó que los autoconvocados debían organizarse y que la CGT sufría presiones del gobierno, que siempre la amenazaba con retenerles los aportes sindicales y privarlos de las personerías.

La respuesta la dio el médico Arquez, quien en un encendido planteo denunció que la CGT no ha pasado de enviar un papelito de adhesión. La dirigente de la CGT no soportó la crítica, se levantó y se retiró.

Lita Alberstein, dirigente del MST, cumplió el papel de abogada del diablo, atacando a Blanco, sugiriendo que éramos divisionistas, que todo sumaba. El MST está alineado con el ala de los conciliadores en el conflicto.