16/11/2000|688

Una nueva dirección en el norte de Salta

A las 19 horas del lunes 13, después de quince días de corte de ruta, los piqueteros de Tartagal, Mosconi, Aguaray y Pocitos, levantaron la medida. Lo hicieron en una asamblea general en la que 150 trabajadores votaron el acta de 13 puntos elaborada en la negociación con los funcionarios nacionales. El movimiento de lucha estaba en ese momento frente una encrucijada: había sido intimado por el juez (“se acaban los plazos”), la gendarmería había dispuesto un cerco sobre los trabajadores movilizados, una fracción de punteros orientados por el PJ se había lanzado a romper la dirección del corte y desnaturalizar su programa, creando una expectativa en la ‘propiedad participada’ de YPF. Si bien el piquete se había recompuesto de la dura situación vivida luego de la muerte del chofer Aníbal Verón, no había logrado el nivel de movilización de las jomadas previas.


Una represión calculada


La policía de la provincia atacó el corte en la madrugada del viernes 10 frente a las tendencias a la extensión de la movilización. Los piqueteros de Tartagal apenas recibieron la noticia del paso atrás del gobierno en La Matanza, salieron a difundirlo en todas las poblaciones. Lograron así un fortalecimiento del piquete y la incorporación de otros sectores y reclamos – las comunidades indígenas. En las horas posteriores al levantamiento del corte de La Matanza (sábado 4) rigió un virtual pacto entre el gobierno de De la Rúa y los gobernadores para desmontar los cortes existentes concediendo reclamos y promoviendo la integración de los piqueteros en “multisectoriales” y el desalojo represivo para los que no aceptaran. El gobierno nacional y los gobernadores tomaron nota que el acuerdo de La Matanza no contemplaba al resto de los cortes de ruta del país, “desaprovechando una oportunidad única para plantar al movimiento de desocupados como un frente a escala nacional” (PO 687,. Argentina Piquetera, 9/11).


Esta política no podía prosperar en el norte de Salta.


“No vamos a envejecer cortando rutas”


El nuevo corte de Tartagal, el tercero desde el 97, estuvo presidido por un llamamiento de alcance nacional (ver PO ídem) en el que se planteó “unificar nuestros reclamos y constituir una Coordinadora Nacional de Piqueteros para realizar un reclamo de conjunto, ya que no queremos envejecer cortando rutas”. Los piqueteros del norte de Salta, encabezados por la comisión de diez dirigentes del corte, trazaron una perspectiva nacional a todo el movimiento obrero, proponiendo unir los reclamos de los desocupados “a todos los reclamos que tiene la clase obrera y juntos impulsar un Congreso Nacional de Trabajadores y Desocupados que elabore un programa económico, social y cultural que signifique una salida para el pueblo”.


El programa del corte de ruta tiene las característica de un programa de conjunto y es distintivo de una dirección que ha roto con la política de los “consejos de emergencia” pluriclasistas y dejado de lado los programas de créditos y subsidios para las pymes locales, un mecanismo que solo sirvió para financiar negocios de un sector de la pequeño burguesía y fue incapaz de lograr un mínimo empleo para los trabajadores. Se plantea allí la creación de un “fondo especial de hidrocarburos” para el departamento San Martín, sobre la base del aporte de las petroleras privadas; un mínimo de $ 300 para los planes de empleo y en su defecto “un seguro de desempleo mensual de igual monto”, la reducción de las jornadas de trabajo en las petroleras de 12 a 8 horas para generar puestos de trabajo y la obligatoriedad de aprovisionarse en la zona, un conjunto de obras públicas y la instalación del gas natural en forma gratuita para los desocupados. El petitorio tomaba los reclamos del conjunto de trabajadores y explotados: reincorporación o indemnización para los despedidos del transporte o de la energía, pago del ticket alimentario de los empleados públicos en moneda.


Los piqueteros constituían una dirección de hecho antes del corte, como se revela en el afianzamiento de las organizaciones de desocupados luego del corte de mayo o en lo que ocurrió ante la posibilidad de un desalojo por la fuerza de los cesanteados de la empresa de energía cuando “de inmediato concurrieron los piqueteros de Mosconi y Tartagal a proteger a los despedidos” (PO, ídem).


Un movimiento de estas características no podía ser desmontado con la compra de punteros, algunos paliativos o el espejismo de unidad para “salvamos todos” contenido en la política de las multisectoriales.


La provocación


La pueblada que se produjo como reacción ante el asesinato de Aníbal Verón atacó a las comisarías, un conjunto de edificios públicos, Edesa (la empresa de energía), Atahualpa (la empresa del transporte que despidió compañeros, entre ellos Verón, y es propiedad de la familia del gobernador Romero) y culminó su trayectoria tomando como rehenes a personal policial. Por eso, la movilización no se convirtió jamás en una masa enardecida y sin norte. (No puede descartarse que el asalto de cinco casas comerciales atacadas haya sido el fruto de la acción de provocadores).


Luego de estas acciones, y en una ofensiva concertada, la gendarmería produjo un fenomenal despliegue en la zona y el gobernador pidió al gobierno nacional decretar el estado de sitio en el departamento San Martín, una mascarada detrás de la cual se instaló una militarización de hecho. La gendarmería comenzó a realizar detenciones y allanamientos arbitrarios, el patrullaje se instaló en cada rincón de la zona, los medios acusaban a los piqueteros del asalto a los comercios. “El micrófono estaba libre para todo aquel que pedía la intervención del ejército”, señala un compañero.


En estas difíciles condiciones, la dirección piquetera reveló su templanza: defendió el corte, preparó las condiciones para la resistencia en la noche del sábado, en la que se preveía el asalto final (y en la que se produjo un apagón de varios horas), sacó dos declaraciones públicas denunciando el propósito avieso de dividir a los trabajadores y debilitar la lucha entablada.


Cuando el gobierno nacional envió sus emisarios, éstos pusieron como condición para “negociar” la entrega de las armas que habrían sido robadas de las comisarías. La dirección del corte respondió a la opinión pública que éste era un capítulo más en la política de desgaste, y la continuidad de la política de provocación planteada con los saqueos. Esta actitud de firmeza permitió recomponer parcialmente el corte, volver a una movilización cercana a los 200 compañeros y arrancar la negociación con los funcionarios.


Lo que se obtuvo


El acuerdo consiguió arrancar una parte de los reclamos planteados. 400 planes de empleo que se suman a los 4.000 existentes a partir de diciembre y otros 400 durante el año entrante; una pensión de $ 500 para la viuda de Aníbal Verón; compromiso del estado de no plantear medidas que pudieran afectar la libertad o los bienes de los participantes en el corte de ruta, subsidio por un valor de $ 26.500 para cubrir la asistencia de los beneficiarios de los planes de empleo que fueron dados de baja en noviembre, un aporte de 150.000 pesos en financiamiento de proyectos que empleen mano de obra desocupada, reducción de deudas con el Banco Hipotecario en un 40%, promesa de concretar un conjunto de proyectos de instalación de redes de gas (en un campo gasífero inmenso , el 70% de los habitantes de Tartagal cocina a leña).


En el acta se establece un reconocimiento a la dirección piquetera: “mientras se logre la creación de una subgerencia de empleo (en el departamento) el gobierno nacional se compromete a mantener con los firmantes del presente convenio”


Perspectiva


Los Piqueteros de Tartagal, Mosconi, Aguaray y Pocitos están debatiendo -luego del levantamiento- convocar a un Congreso de Trabajadores del departamento San Martín, que fije un programa de salida a la crisis y estructure una voz obrera única frente a los gobiernos. La dirección obrera discutirá la organización del paro activo de 36 horas en todo el departamento como inicio de una acción de lucha por todos los reclamos planteados a la provincia y que no han sido considerados. El PO propondrá en esa deliberación, además, la convocatoria a un primer congreso nacional de Piqueteros, ejecutando la decisión votada por unanimidad en la asamblea del corte de ruta del 3 de noviembre, al inicio de la lucha.


En el norte de Salta se está afirmando una dirección obrera. Los punteros y arribistas de cortes anteriores han sido desplazados por dirigentes que actúan con una política de independencia obrera, activistas natos, varios de ellos “viejos” obreros despedidos de YPF convertidos en organizadores clasistas del movimiento de lucha de los desocupados. Los piqueteros han vuelto de la ruta pero no tienen las manos vacías.