Políticas

27/3/1997|532

Una política contra los ‘convenios Fiat’ y las suspensiones

La crisis industrial y el intento de imponer el convenio Fiat están provocando una situación de conflicto que abarca prácticamente a todas las terminales y grandes autopartistas:


* En Ciadea, donde la patronal suspendió por 48 horas al 60 % de la planta y vuelve a hacerlo por cuatro días a fin de mes, se ha abierto un cuadro de deliberación entre los trabajadores. El desembarco de Renault en Ciadea y el vencimiento del convenio colectivo plantea la certeza de que la patronal intenta imponer un nuevo convenio (con pérdida de conquistas) al estilo Fiat. Una reunión abierta de activistas resolvió elaborar un anteproyecto de convenio para organizar a la fábrica en la perspectiva de la asamblea general y la elección de paritarios de base.


* En Transax, frente al intento de la patronal de no renovar los contratos a cerca de 170 trabajadores, hubo bronca generalizada y la patronal aceptó no despedir hasta setiembre “a cambio” de un plan de dos días mensuales de suspensión (con el 75%).


* En Fiat se debate, cada día más, la necesidad de un plan de lucha interno por los 42 despidos, los aumentos de producción y el salario. También frente a los rumores de 60 nuevos despidos. La comisión directiva ha planteado la elección de delegados como paso previo a cualquier plan de lucha, mientras la patronal está realizando un trabajo de socavamiento destinado a romper la unidad de fábrica. En la planta nueva, los “jóvenes” armaron una batucada contra la miseria salarial el día de cobro y existen conflictos por el no cumplimiento de los turnos de descanso frente a los ritmos infernales de trabajo.


* En Ford, la patronal ha anunciado la reducción del horario de comedor y un plan de achicamiento del salario por vías indirectas, una prueba de fuerza hacia la imposición de un convenio Fiat.


* En Mercedes Benz, la patronal ha planteado la rediscusión de 10 puntos de convenio que consagran conquistas obreras claves.


* En Sevel (Caseros) se habla de más de mil despidos para fin de mes, cuando vence el acuerdo entre la UOM y la empresa y se consuma el retiro de la línea Fiat de la planta. Aquí Peugeot desplazaría a Macri y plantearía un convenio negrero en el molde del suscripto por la Fiat con el Smata.


La política del Smata y la UOM


Un activista de Fiat, en una de las asambleas convocadas para tratar el pase a la UOM, planteó un interrogante agudo y esbozó una política: “Hemos decidido afiliarnos a la UOM y constituir la seccional Ferreyra, ¿no corresponde entonces que denunciemos ya mismo el convenio Fiat-Smata?”. Si no se toma la iniciativa en este punto, el activismo no tiene política en el Smata. El desplazamiento de los contratistas ‘nacionales’  —Antelo y Macri— por los pulpos internacionales viene de la mano del intento de imponer convenios que incluyan la rebaja de salarios, el establecimiento de los contratos de aprendizaje y la ‘tercerización’.


Todos los convenios y las actas ‘flexibilizadoras’ firmadas por la burocracia están formalmente vencidas y las patronales temen un conflicto abierto. Por eso puede suponerse un ‘pacto’ entre las terminales y las burocracias de José Rodríguez y Lorenzo Miguel, para ir introduciendo de a poco el convenio Fiat, legalizando primero todas las normas de superexplotación que la burocracia de José Rodríguez aceptó hasta ahora en las plantas (en expresa violación de los convenios vigentes), imponiendo luego la tercerización y tanteando, recién después, la modificación de las escalas salariales de los convenios actuales.


Ante esta situación: ¿existe otra política para el activismo que la de ‘adelantarse a los hechos’, organizar la denuncia de los convenios y proclamar abiertamente la necesidad de la asamblea general y la elección de paritarios de base?


Una política común para las plantas automotrices implica una organización común. Esta organización es la interfabril de bases, la acción común de delegados y activistas de las distintas plantas, el plan de lucha, la reorganización de los cuerpos de delegados bajo  un “comando único” de la oposición, etc.


Que ellos paguen su crisis


Ciadea y VW han suspendido personal aduciendo acumulación de stocks. Fiat está muy lejos del objetivo anunciado de 400 coches diarios —produce sólo 70. La crisis industrial ha vuelto a estallar porque la reactivación del consumo no llegó nunca y porque la llamada “industrialización” en la rama automotriz es sólo una red de plantas de ensamblaje e importación que disminuye el empleo en lugar de subirlo.


La política patronal consiste en descargar la crisis sobre los trabajadores y presionar sobre el Estado para obtener beneficios similares a los otorgados por algunos estados brasileños, incluyendo “exención del IVA, créditos a largo plazo con una tasa preferencial, desgravación de importaciones de maquinarias y autopartes, etc.” (La Voz del Interior, 22/3).


La situación impone una política y una acción común de las terminales, al mejor estilo de la “eurohuelga” y la “euromarcha”, para arrancar la reducción de la jornada sin afectar el salario y la apertura de los libros de las empresas. Esto afectaría sólo a una ínfima parte de la confiscación de la clase obrera automotriz en beneficio de las patronales: con salarios prácticamente congelados, el aumento de  la ‘productividad obrera’, es decir, la explotación, fue del 136% en los últimos diez años (El Cronista Comercial, 7/3).


Para quebrar el convenio Fiat y no ser víctimas de la crisis creada por los capitalistas, necesitamos una política y una organización.