Políticas

3/12/2009|1111

Una reforma política “envenenada”

Simultáneamente con la reforma política nacional, se está tratando la reforma política en la provincia, que ya tiene media sanción del Senado. La reforma provincial plantea, al igual que la nacional, elegir los candidatos por medio de internas abiertas obligatorias y simultáneas con un mínimo del 1,5 por ciento de los votos positivos, lo que significa un piso de 120.000 votos.

Pero es más proscriptivo que su par nacional pues mantuvo el requisito de “presentar un aval del 4 por mil del padrón electoral” (Clarín, 28/11) para los candidatos . Es decir, se trata de un sistema de filtros que pretende promover una polarización artificial entre dos o tres partidos patronales. El radicalismo apoya entusiastamente el proyecto oficial, con el cálculo de que su partido es uno de los que va a poder usufructuar eso. Es una confirmación más de que su oposición a la reforma política que se viene discutiendo en el Congreso no pasa de un saludo a la bandera.

Estamos en presencia de un recurso de emergencia para “contener” la fuga de los punteros del PJ (que ha traído la derrota electoral de junio y la división del peronismo). Pero el armado de todo este rompecabezas no es fácil. Por lo pronto, Scioli, fogoneado por los barones del conurbano, han dejado abierta la puerta “para desdoblar la elección provincial”. Por lo tanto, la reforma puede actuar como un bumerán, en el caso de que Scioli y los intendentes dispongan “despegar” la elección provincial –y municipal– de la presidencial y los Kirchner en 2011.