Políticas

10/12/2009|1112

Una reforma política que se las trae

La Legislatura bonaerense cambió la reforma política, por presión de Kirchner. El Senado le dio la puntada final al texto y dio marcha atrás con el proyecto original que desdoblaba la elección provincial de las nacionales. Dentro de las modificaciones, habilitó también las candidaturas testimoniales. Los K tuvieron que apelar a su intervención directa para “poner en caja” a los intendentes, y hasta al propio Scioli, quienes a través de la cláusula del desdoblamiento dejaron una puerta abierta para despegarse de las presidenciales y de Kirchner 2011.

Pero, esta medida de emergencia no significa ni mucho menos que esta historia está cerrada y los K hayan logrado su objetivo de alinear a la tropa díscola del PJ. Todavía va a correr agua y – hasta sangre- bajo el río. Por lo pronto, ya dejó sus huellas: el vicepresidente del Senado, Federico Scarabino, amenazó con su renuncia y lo más ilustrativo es el hecho de que “Alberto Balestrini, presidente del PJ bonaerense y presidente de la Cámara de Senadores no estuvo ayer en la sesión” (Clarín, 8/12). Todos sindican a Balestrini como el verdadero inspirador de la reforma. Tratándose del hombre que controla el PJ de la Matanza, y uno de los pesos pesados del peronismo bonaerense y además hasta el 28 de junio, uno de los principales aliados de los K en la provincia, todos estos elementos, nos hablan y dan cuenta del alcance de la disgregación del kirchnerismo. Una camisa de fuerza como la que pretende poner K no es suficiente para detener la diáspora y las tendencias dislocadoras, más cuando hay dos años por delante. El resultado final está enteramente subordinado a la evolución más general de la crisis política y de los realineamientos que la misma provoque.

Un capitulo especial en estas idas y vueltas, lo constituye el radicalismo quien acompañó la reforma política en todas las etapas: antes cuando iban desdobladas, como ahora sin desdoblamiento y con los demás cambios, testimoniales incluidas.