Políticas

27/2/2014|1303

Una “tregua” en compañía de Repsol, el Club de París y los fondos buitre

Kicillof y Cristina

El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, pidió a intendentes y punteros políticos que produzcan una movilización “contundente” este 1° de marzo, cuando CFK inaugure las sesiones ordinarias del Congreso. El kirchnerismo pretende transformar el 1° de marzo en un punto de inflexión en la crisis política. El acto y el discurso, sin embargo, constituirán una crisis en sí mismos. Al menos dos jefes radicales han amenazado con un retiro en el masa durante del discurso de CFK, si el oficialismo hiciera un “acto de facción”. Un retiro en masa de los bloques opositores durante un discurso presidencial no ocurrió nunca desde 1983.

El gobierno apuesta a obtener un crédito internacional que lo financie hasta finales de 2015. Esgrime para ello los acuerdos que firmó con Chevron y con Repsol, las negociaciones con los fondos buitre y con el Club de París, la devaluación a 8 pesos, el compromiso de pagar el cupón del PBI (4.000 mil millones de dólares) y los intereses en pesos ajustados por una inflación reconocida por el FMI, pero -por sobre todo- la intención de poner a las paritarias un techo inferior al aumento del costo de vida. El discurso “más agresivo que nunca” que promete el oficialismo es la cortina de humo de esta extraordinaria entrega y de un ajuste aún más extraordinario, también de la confianza de alinear en su respaldo al capital financiero internacional. Si tiene “éxito” con las paritarias, el gobierno ya promete un tarifazo en la luz, el gas y el transporte.

Aunque sin la misma agresividad, Daniel Scioli fue al Consejo de las Américas, en Nueva York, a pedir avales para ese giro del gobierno. “Es el momento de invertir en la Argentina -dijo, y se comprometió- como hombre de Estado”, a cumplir con lo que haga falta después de diciembre de 2015. Scioli fue a pedir un aval neoyorquino a su candidatura presidencial y a ofrecerse como “puente” para completar el “ajuste” en marcha. La miel del paquete fue su oferta de abrir los mercados de obras públicas, transporte y energía al capital extranjero, lo cual estimó en 225 mil millones de dólares.

Los límites insalvables

A pesar de las certezas, la Presidenta tuvo que volver a criticar a los “formadores de precios” para esconder la responsabilidad del plan de “ajuste” en la escalada brutal del costo de vida. Solamente como ilustración, el precio de los medicamentos subió un 25% en promedio en seis semanas.

La devaluación ha empeorado las cosas en cuanto a la capacidad de pagar deuda pública con recursos fiscales, ya que la que no está en dólares se ajusta por el dólar o por inflación. Asimismo, las escasas reservas internacionales, que no superan los 20 mil millones de dólares, han obligado al gobierno a diferir la entrega de divisas por importaciones o a forzar a las empresas a contraer deuda externa privada, la que antes de la devaluación ya era superior a los 80 mil millones de dólares. Las provincias necesitan una refinanciación generosa de su deuda pública: el agujero fiscal roza los 200 mil millones de pesos cuando se consideran los déficit provinciales. Debido a esto, precisamente, Axel Kicillof evalúa “un alza gradual de tarifas de gas, luz, agua y transporte” (La Nación, 16/2).

Para la alegría de toda la oposición patronal, el gobierno reconoció una inflación del 3,7 por ciento en enero, la cual da una proyección anualizada de hasta el 45 por ciento. La “transparencia” estadística es una exigencia del FMI, que reclama datos objetivos para medir la capacidad de la Argentina, para acceder a un nuevo endeudamiento extranjero en considerable escala. Mientras tanto, no le importa que el gobierno mienta sobre el crecimiento del PBI en 2013, porque gracias a esta mentira los acreedores externos (y los funcionarios que conocen la “cocina” de este fraude) se embolsarán 4.000 mil millones de dólares por el “cupón PBI”. A todo esto, las congratulaciones que ha recibido la devaluación reciente ignoran que, a pesar de su tamaño, no ha servido para eliminar el mercado paralelo ni el cepo cambiario, ni para que la apuesta por el dólar “futuro” supere los diez pesos en los contratos a junio. Además, “no descartan en Balcarce 50 que la inflación 2014 obligue a fin de año a devaluar otro 15 ó 20 por ciento y que el dólar oficial termine en 9,60 pesos” (ídem).

Las expectativas de un crédito internacional “puente” -que financie al gobierno hasta el final del mandato- choca con un obstáculo insalvable, a saber: que antes de poner la plata, el capital internacional quiere ver completado el “ajuste” en sus propios términos. Los K deberán lidiar con ese “ajuste” y con el desborde fiscal sin el amortiguador del crédito que busca con una desesperación digna de una causa mejor.

El factor político potencial más importante, que distingue a la crisis actual de sus antecesoras, es el ascenso de la izquierda. Esto significa, al mismo tiempo, que la izquierda revolucionaria no podrá eludir su responsabilidad. Es necesario que asuma la iniciativa, por cierto, pero en la claridad. Debe desarrollar a fondo las caracterizaciones y conclusiones del Manifiesto Político de la campaña electoral reciente. La crisis se encontrará con la presencia parlamentaria del Frente de Izquierda y del Partido Obrero, en el plano nacional y en las provincias, y una presencia cada vez más amplia en los lugares de trabajo, de estudio y en los sindicatos.
¡Abajo el ajuste antiobrero! ¡Por una salida económica y política de los trabajadores!


A. Guerrero
Jorge Altamira