Venga a debatir con el Partido Obrero y el Frente de Izquierda

La campaña política en la Ciudad de Buenos Aires

Quienes viven y trabajan en la Ciudad de Buenos Aires sufren un empeoramiento de sus condiciones de vida. A los bajos salarios, al trabajo en negro que llega al 40%, al impuesto al salario que se generaliza, se le agrega una Ciudad deteriorada al borde del colapso. Lo prueban las inundaciones recurrentes que afectan, incluso, a nuevos barrios; los cortes de luz permanentes; el estado calamitoso del transporte público; la crisis de los sistemas públicos de salud y educación y el ajuste que sufren sus trabajadores; el colapso del servicio de recolección de basura, que encima consume buena parte del presupuesto del Estado; la inseguridad ciudadana, que no ha disminuido a pesar de que ahora son varias las fuerzas de seguridad que actúan en el distrito.


A la cabeza de esta lista está la crisis habitacional, que se agudiza con el impulso a la especulación inmobiliaria y el encarecimiento de la tierra y de las construcciones. Mientras se construyen torres de lujo, a los más jóvenes les cuesta cada vez más lograr su independencia, porque quien trabaja en un call center no puede afrontar un alquiler.


Pacto Macri-K


Esta crisis que vive la Ciudad es el resultado de una orientación social a favor del gran capital. La defensa a rajatablas de estos intereses está en la base del pacto que en la Legislatura han sellado los macristas y los kirchneristas, materializado en una serie de leyes que entregan las tierras públicas a la especulación inmobiliaria, en el apoyo al Presupuesto ajustador de 2013 y en la transferencia del subte a la Ciudad.


El kirchnerismo ha encontrado en el macrismo un instrumento ideal para aplicar su política de "sintonía fina", por el cual se pretende tercerizar el ajuste a las provincias y municipios. Al tarifazo en el subte le siguió de manera automática otro al transporte de colectivos, pero esta vez aplicado por Randazzo. La línea maestra del kirchnerismo en la Ciudad es que "Macri se haga cargo", lo que equivale a fortalecer a una alternativa de derecha. De tanto denunciar a los "destituyentes", el kirchnerismo oculta que es su política la que fortalece a la derecha.


El PRO y los K pactan para neutralizar el funcionamiento de las Comunas y, en particular, ahogar a los movimientos comuneros y vecinales independientes. De este modo, la idea de descentralizar el funcionamiento de la Ciudad, involucrando a los vecinos en las decisiones que hacen a la vida de cada barrio, ha terminado en un reparto de cargos entre los punteros del macrismo y del kirchnerismo. El trabajo sucio ha recaído sobre La Cámpora, que moviliza su aparato a los Consejos Consultivos para acallar cualquier voz disidente. La entrega al capital financiero y a las grandes constructoras es incompatible con la deliberación democrática de vecinos y trabajadores.


La centroizquierda también pacta con Macri


La centroizquierda, tanto la que responde a Binner como a Pino Solanas, ha votado en la Legislatura varias de las leyes claves del macrismo, dándole mayoría parlamentaria alternativamente con los K. Proyecto Sur, por ejemplo, ha votado el "paquetazo impositivo" de fin de año del macrismo, por el cual se incrementa el ABL para una gran parte de los vecinos. Lo ha hecho con un argumento curioso: "el Estado necesita financiamiento". Pero sin embargo no explican por qué el propio Proyecto Sur aprobó en la Legislatura la reducción de impuestos para empresas que se instalen en varios de los "distritos" específicos creados por el macrismo.


El acuerdo entre la centroizquierda y el macrismo no tiene como marco exclusivo la Ciudad. En el Congreso Nacional los diputados de centroizquierda y de derecha han conformado de hecho un bloque de oposición unificado. El libreto se lo escriben el capital agrario y los exportadores que pugnan por una mayor devaluación. Se presentan como defensores del sionismo y son hostiles por igual a los procesos nacionales de América Latina.


Delimitar aguas


El maridaje que se ha armado en la Legislatura entre macristas, kirchneristas y centroizquierdistas ha tirado por la borda la ilusión de un gran frente anti-macrista en defensa de los reclamos populares. La primera en sufrir las consecuencias de este pacto fue la población empobrecida de la zona oeste, cuando en oportunidad de la ocupación del Parque Indoamericano debió enfrentar, primero, una represión de ambos gobiernos y luego un desalojo con promesas que jamás cumplieron ni nunca pensaron cumplir.


Este pacto político pone a la orden del día la necesidad de estructurar una oposición política real al macrismo. Pero para desarrollar esta oposición es necesario delimitar aguas con quienes le salvan las papas todos los días en la Legislatura y con quienes forman, de hecho, un bloque común en el Congreso Nacional. En otras palabras: poner en pie una oposición al macrismo requiere impulsar una alternativa de izquierda en la Ciudad y en el país, que sea independiente del kirchnerismo y de la centroizquierda.


Un balance


La población de la Ciudad de Buenos Aires ha hecho esfuerzos enormes en este sentido. En sucesivas elecciones buscó fortalecer mediante el voto a alternativas que se presentaron como progresistas y hasta de izquierda. Dentro de esas tentativas estuvo el gobierno de Ibarra, que concluyó sus días como responsable de la masacre de Cromañón. Fue el fracaso de este ‘progresismo’ aggiornado el que abrió la puerta al macrismo. Por eso es indignante escuchar a los ‘progresistas’ endilgarle al electorado de la Ciudad una especie de derechismo congénito por votar a Macri, eludiendo su responsabilidad en el fracaso del gobierno que se pretendía renovador y de izquierda.


La Ciudad se ha convertido en un laboratorio político único en el país. Las "terceras fuerzas" han tenido aquí su mayor desarrollo: desde el Frente Grande y el Frepaso, pasando por Proyecto Sur e incluso Zamora e Izquierda Unida. Sin embargo, los dirigentes de estas fuerzas han terminado dilapidando la confianza depositada en ellos. Es lo que ocurrió con la gran votación obtenida por Pino Solanas, que rápidamente quedó en la nada. Ahora, para colmo, Pino Solanas busca un frente en la Ciudad con la UCR y Binner -o sea, formar una nueva Alianza.


Vamos con la izquierda


En las últimas elecciones se produjo un hecho de importancia en el distrito: el Frente de Izquierda obtuvo el 6%, algo más de 100.000 votos. Por primera vez, la inserción que tiene la izquierda en el movimiento obrero, en las universidades y colegios, en los barrios más sumergidos y en el movimiento cultural se plasmó en el terreno electoral. Nos encontramos, ahora, ante un gran desafío, que requiere una preparación y una convocatoria a todos los luchadores de la Ciudad. Para ello lanzamos desde ahora una campaña política: "venga a debatir con el PO y el Frente de Izquierda". Nos dirigimos a todos los luchadores, a los jóvenes y vecinos de la Ciudad que quieren sumarse a esta tarea. Para ello nuestros candidatos recorrerán locales, lugares de trabajo y estudio para escuchar propuestas, debatir ideas y tomar iniciativas.