Políticas

17/11/1994|432

Viva la manifestación de repudio

El gobierno menemista recibió con todos los honores y pompa al “principito” Andrés, partícipe en la guerra colonial de Malvinas. Fue otro acto de humillación nacional, luego de la condecoración que se entregó a Nicolas Brady, el “negociador” yanqui de la deuda externa.


Andrew y Menem declararon que la presencia del primero tiene como propósito “promover el espíritu de reconciliación” entre ambas naciones, es decir, aceptar resignadamente el sometimiento nacional al imperialismo.


La recorrida del “principito” por diversas unidades de las FF.AA. (agasajos en el Círculo de Armas, recibimiento en la base de Puerto Belgrano, visita a la Fragata Libertad, etc.), demuestra que no es ajena a esta política antinacional el cuerpo de oficiales que todos los 2 de abril rinde su homenaje a la “gesta de Malvinas”.


El creciente entrelazamiento entre Argentina y Gran Bretaña incluye prebendas extraordinarias para los capitales ingleses, en primer lugar los petroleros en la cuenca marítima de Malvinas. Incluye también los reclamos de la industria farmacéutica inglesa por el uso de las patentes. Pero, claro, el “principito” viene también a realizar sus propios negocios, en especial promocionar los nuevos vehículos de la industria Rover.


Duro con los trabajadores argentinos


(Menem no pudo llevar a su invitado real en su nuevo helicóptero, debido al pequeño detalle de que el artefacto lleva por nombre “Malvinas Argentinas”).


En estas condiciones, sólo la izquierda convocó a un acto de repudio para el martes 15 frente a la embajada (ver comunicado conjunto).


Cuando los manifestantes llegaron a los alrededores de la embajada, se encontraron con un dispositivo represivo impresionante, montado con la ayuda de la Supersecretaría de Seguridad, Caballería, tanquetas, decenas de policías (provocadores) de civil, etc. Las fuerzas del “orden” triplicaban en número a los manifestantes.


El menemismo montó una provocación policial que descargó una fuerte y salvaje represión contra los manifestantes.


A los detenidos se les ha iniciado proceso por “resistencia a la autoridad”, no a los represores por “abuso” de ella.


El PO reclama la libertad de todos los detenidos,  el levantamiento de cualquier proceso y exige el juicio y castigo a los que montaron la provocación.


La izquierda ganó las calles. El centroizquierda y el radicalismo han evidenciado su condición cipaya.