Políticas

11/3/1993|384

Zamora rectifica sus rectificaciones

Algunos se habrán sorprendido, muchos no, al ver estampada la firma del “bloque (sic) del Mst” en un afiche que reivindica a los bloques de la UCR, del socialismo, de los 8 y del PI como defensores de los jubilados. Con la probable excepción del socialista Alfredo Bravo, sin embargo, todos los demás diputados ya han declarado expresamente su posición favorable al aumento de la edad para jubilarse y a la derogación del 82% —disposiciones que no son menos expropiatorias de la clase obrera que la llamada “privatización” de las jubilaciones. Pero todo indica que esto lo tiene sin cuidado a Zamora y al Mst.


De cualquier manera, el tema no se agota en esta expropiación. El difunto diputado ucedeísta, Federico Clerici, señaló en repetidas oportunidades que existía una contradicción entre la compulsividad que establecía el proyecto menemista, de un lado, y la falta de garantía estatal de los aportes a los Fondos privados, del otro. También destacó que la brusca transferencia de fondos a los bancos y compañías de seguro, que entrañaba el proyecto oficial, provocaría una tendencia al aumento descontrolado del déficit del Estado, que sería financiado con los títulos que comprarían los Fondos de Pensión. Tampoco se olvidó Clérici de prever que la evasión de aportes jubilatorios que caracterizó al sistema estatal, habría de proseguir en el “privado”, como lo demostraba la experiencia chilena, con el resultado de que los trabajadores podrían quedar sin jubilaciones al final de su ciclo laboral. Por todos estos motivos, Clérici abogaba por una privatización “optativa”, es decir no obligatoria, a la cual veía con grandes perspectivas dadas las jubilaciones de hambre que pagaba el régimen estatal. Esta privatización “optativa”, que no es otra cosa que una forma disimulada de compulsión, es la posición común a todos los bloques patronales que disienten con el menemismo. Al proponer la elevación de la edad para jubilarse y derogar el 82% móvil, preparan indudablemente el terreno para hacer pasar la píldora de la privatización “optativa”. La tendencia a concentrar recursos financieros en los Fondos de Pensión tiene un alcance mundial, y no van a ser los radicales quienes se van a sustraer a esta novedad “modernizante” y “racional”.


La adecuada caracterización de las posiciones de los bloques patronales antimenemistas permite comprender algo que de otro modo entraría en el campo de los misterios más indescifrables: por qué estos bloques no derribaron el proyecto menemista  en las dos oportunidades en que el bloque oficialista quedó en minoría en las reuniones de las Comisiones de Previsión y de Presupuesto. Es que la UCR y el “Frente Grande”, en particular, no desean la “ingobernabilidad” que sucedería a la postergación del tratamiento de la ley por un año. Ellos no quieren afectar a los banqueros y al gobierno hasta ese punto. Ellos quieren una ley “consensuada”, por ejemplo en la vía que marca la garantía del Estado a un Fondo de Pensión del Banco Nación, aceptado por Cavallo a partir de una propuesta de un diputado bordonista, lo que habilitaría a procedimientos (y negociados) similares a los Bancos de Provincia, en especial de Buenos Aires y Córdoba, aunque podrían ser también de la partida los de Mendoza y Tucumán. En esta variante, la adhesión a los Fondos “privados” sería una dicisión “optativa”, donde el trabajador asumiría la responsabilidad de haber aportado a un Fondo sin garantía. Existen suficientes indicios para suponer, aunque deben decir lo contrario, que grupos como el Citibank , que van asociados en el negocio, aceptarían este planteo como un mal menor, porque prevén que ello eliminaría a una multitud de competidores menores, y en particular a algunos sindicatos, y repartiría el mercado entre un puñado reducido de agiotistas.


Zamora y el Mst saludaron como positiva la postergación del tratamiento del proyecto de ley en la primera reunión de las Comisiones del Congreso, en diciembre pasado, haciéndose cómplices de la traición de los bloques opositores, que evitaron hacer valer su mayoría para aplazar la consideración del tema por un año. Luego que el Partido Obrero denunciara este hecho, Zamora y el Mst se “rectificaron”, del mismo modo que el Mas, que había hecho simultáneamente el mismo itinerario. En la “rectificación”, acusaron a radicales and company de traidores (textual) y los agobiaron de improperios. El Mst y Zamora proceden ahora a la rectificación de la rectificación, es decir que vuelven al punto de partida, del cual probablemente nunca se habían ido. Los “traidores” se han vuelto, ahora, defensores de los jubilados, y lo que es más grave (si ello fuera aún posible), se afirma semejante mentira luego de que a mediados de febrero esos ex traidores volvieron a permitir que el proyecto oficial sobreviviera postergando por segunda vez la votación en las Comisiones correspondientes. Como todo el mundo sabe, al final el proyecto tomó estado parlamentario por medio de una reunión fraudulenta consumada por el PJ y sus aliados.


El Mst y Zamora han sido incapaces de desenvolver una posición independiente de los patrones en esta lucha de carácter tan elemental (y fundamental). Van y vuelven con total irresponsabilidad y superficialidad. Desarrollan, a veces incluso más que los partidos patronales, el doble lenguaje de la demagogia callejera y la sumisión a los explotadores.