Zimbawe: El fracaso del nacionalismo africano

En elecciones fraudulentas y rodeadas de violencia, Robert Mugabe extendió por un nuevo término su mandato presidencial, que comenzó en 1980. El opositor Morgan Tsvangirai, respaldado por los países de Occidente, había ganado la primera vuelta en marzo, pero se retiró de la segunda vuelta y se asiló en la Embajada de Holanda.

El movimiento de liberación nacional dirigido por Mugabe expulsó el apartheid de la ex Rodhesia.

En los primeros años, “convivió” con los terratenientes blancos, que “continuaron viviendo de manera privilegiada, con trabajadores domésticos (negros) en mansiones con piletas y canchas de tennis” (Buenos Aires Herald, 29/6). Por aquellos años, la producción agrícola de Zimbawe crecía – hasta convertirla en el “granero de Africa”-  y Mugabe era recibido en los salones de Occidente como un “héroe anticolonialista”.

En 2000, el gobierno lanzó una reforma agraria que significó la expropiación sin compensación de los 5.000 grandes terratenientes que poseían los dos tercios de la tierra cultivable en un país con millones de campesinos negros sin tierras. Pero, como consecuencia de la debilidad del propio Estado para asistir a las fincas confiscadas, a la continuidad de la estructura social heredada del apartheid y, finalmente, al latrocinio de las mejores tierras por las camarillas ligadas al gobierno, la reforma terminó en un completo fracaso.

La producción agrícola cayó en dos tercios; el 70 por ciento de los jornaleros (negros) perdieron su empleo y cerca de un tercio de la población emigró.

A la crisis agrícola en el campo se agregó la crisis alimentaria en las ciudades. El derrumbe económico fue descomunal: el PBI por habitante cayó de 332 dólares en 2004 a 54 dólares el año pasado; la expectativa de vida cayó de 60 a 35 años. En estas condiciones, Mugabe sólo pudo mantenerse en el poder agudizando la represión.

El opositor Tsvangirai recibió el respaldo de las empresas occidentales deseosas de acaparar los vastos recursos minerales de Zimbawe. Ganó la primera vuelta de las elecciones y la mayoría del parlamento. Su retiro de la segunda vuelta, forzado por las violencias desatadas por el régimen contra sus partidarios, desató una crisis internacional.

Gran Bretaña y Estados Unidos acusaron a Sudáfrica de sostener de manera más o menos velada a Mugabe. El gobierno sudafricano teme el estallido de una guerra civil en sus propias puertas y una masiva afluencia de inmigrantes.

Hace pocas semanas, hubo estallidos de violencia contra los inmigrantes de Zimbawe, que el gobierno de Sudáfrica pudo contener a duras penas. El árbitro que intervenga en la crisis deberá, además, reconstruir la devastada economía de Zimbawe, algo que excede, en mucho, las posibilidades de Sudáfrica.

Mugabe se declaró dispuesto a formar una “gran coalición” con la oposición… con él como presidente. Fue la “salida” que se le dio a la crisis en Kenia, donde el gobierno, después de robar las elecciones presidenciales y asesinar a miles de opositores, designó al candidato opositor como primer ministro.