Polo Obrero

20/11/2003|826

Otro “autosecuestro”

Reincorporar a los despedidos

El interventor del Pami, González Gaviola, despidió a 12 trabajadores afilados a Ate, entre ellos dirigentes y delegados de ese gremio, y los llevó ante la Justicia penal. El motivo fue el supuesto secuestro del que fue víctima el interventor por parte de trabajadores que le reclamaban el pago de salarios adeudados y la regularización laboral de un sector, cuya efectivización, firmada por la gestión anterior, fue desconocida por la actual.


El “secuestro” de Gaviola no tiene sustento. Rodeado por trabajadores y delegados que reclamaban sus derechos, se mostró en los medios de todo el país, sonriente, al lado del comisario de la zona. Los términos fuertes de la reunión se originaron en la actitud desafiante de Gaviola. El episodio culminó con un acta firmada entre Gaviola y los gremialistas. Todo muy parecido al “secuestro” del ministro Tomada por 150 piqueteros.


Gaviola, que llegó al Pami con la bandera de la lucha contra la corrupción, ganó cierta autoridad al desplazar a los agentes de Barrionuevo en el Pami. Pero a poco de caminar carga con denuncias de nombramientos de allegados y familiares con altos sueldos. No fue más allá de la denuncia de algunos contratos, costosas solicitadas de autobombo y otros golpes propagandísticos. Pero la situación prestacional para los jubilados no mejoró en absoluto. Los contratos con los prestadores privados y las gerenciadoras que le chupan la sangre al Pami (el corazón de la corrupción), no fueron modificados. El diezmado presupuesto del Pami no tiene visos de recomposición.


La respuesta a los despidos consistió en un paro parcial en los niveles centrales y asambleas de denuncia, donde jugó un papel importante el activismo de la Lista Granate de Ate. Pero la respuesta sindical fue casi nula. Con la excepción de la dirección nacional de Ate, que realizó un acto en la sede central e impulsó asambleas, el resto le dio la espalda a los despidos. Ate Buenos Aires no movió un dedo. El moyanismo, al que responde el dirigente despedido Grimaldi, tampoco. DeGennaro y la Cta, mutis. Ni mencionar a Upcn, que militó públicamente contra las asambleas y el paro.