La primera falacia del gobernador Sáenz, en el discurso que pronunció el jueves 1° de abril en la Legislatura, fue cuando dijo que él venía a cambiar al régimen político de Salta. Es muy claro que él representa una continuidad de un régimen que gobierna la provincia desde hace más de 25 años en función de los intereses de un puñado de monopolios, a los que el gobernador en su discurso anunció que iba a seguir beneficiando, como por ejemplo, a los grandes grupos exportadores del campo y a las mineras.

La reforma constitucional impulsada por el oficialismo, sobre la que se apoya Sáenz para esta afirmación falaz, no es otra cosa que un intento de preservar al régimen en su etapa de mayor descomposición y en medio de una brutal crisis social, económica y sanitaria.

El gobernador ha destacado el papel de su gestión para atender la pandemia, ocultando que, en realidad, el desastre fue total. Su exMinistra de Salud, que benefició a la salud privada postergando al sistema público, se tuvo que ir en medio de una pueblada en Orán, justamente por la desastrosa política frente a la pandemia. Su nuevo ministro, un hombre del romerismo, junto a su política privatista, hoy se encuentra en medio de un escándalo por la vacunación vip,  y por acomodar familiares en la planta permanente del hospital San Bernardo.

Los anuncios de pase a planta transitoria de una parte del personal precarizado de la salud no pueden disimular que han despedido a los trabajadores que habían sido contratados para atender la pandemia en el peor momento, quienes ganaron la calle conquistando su reincorporación. Nada dijo en gobernador de la persecución a Cintia Reynaga, referente de la lucha de los precarizados, a la cual no le renovaron el contrato. Como si esto fuera poco, el responsable del COE, acaba de reconocer que en Salta ya circula la cepa brasileña del Covid; además de alertar que los casos van en aumento en vísperas de la segunda ola, y que el sistema de salud cuenta con los mismos recursos que el año pasado. Un desastre seguro, y que Sáenz ocultó en su discurso.

Sáenz también ocultó la brutal crisis educativa. Escuelas sin agua, techos que se caen, falta de ordenanzas y de docentes suplentes, configuran un panorama de crisis total de la educación pública. En este cuadro, el gobernador sigue empeñado en forzar la presencialidad en las escuelas, que como lo hace el gobierno nacional, tiene el objeto de justificar el mantenimiento de la actividad económica sin ninguna restricción.

A 16 años de la brutal represión a los docentes en la “Noche de las Tizas”, Sáenz reivindicó el accionar de su policía. El gobernador, que tiene de secretario de seguridad a un ex militar negacionista, ocultó que el año pasado desalojaron brutalmente a 38 asentamientos, lo cual desmiente también el reiterado anuncio del plan “Mi Lote”, que no tiene ni un metro cuadrado de tierra para entregar. Tampoco dio explicaciones sobre la mutilación que sufrieron 8 personas que perdieron un ojo en medio de brutales operativos policiales realizados bajo la excusa de garantizar la cuarentena.

Una parte importante del discurso lo ocupó el anuncio de obras públicas de muy dudosa concreción. Es que una de las que anunció es la creación de una autopista en el tramo de Metán hasta Rosario de La Frontera -donde se producen muchos accidentes-, algo que vienen prometiendo los distintos gobiernos provinciales y nacionales desde hace por lo menos una década.

Por otro lado, Sáenz, está empeñado en pagar la fraudulenta deuda originada en el Fondo de Reparación Histórica y el del Bicentenario, que se pidieron para hacer obras que nunca se concretaron. En el pago de esa deuda se va la salud, la educación y el porvenir de las y los trabajadores salteños.

En la Salta imaginaria de Sáenz no figuran las luchas de los trabajadores de la salud, de los municipales, de los docentes, de los trabajadores de la industria del tabaco, de los mineros, de los trabajadores vitivinícolas, de los viales precarizados, las cuales van marcando un camino para enfrentar y superar a este régimen oligárquico en descomposición. Desde el Partido Obrero acompañamos el recorrido por ese camino con el objetivo de construir una alternativa política de los trabajadores.