Salud

5/5/2021

5 de Mayo: Día internacional del Celíaco según la OMS

La realidad con los celíacos en Argentina.

La Organización Mundial de la Salud declaró el 5 de mayo como el día internacional de la enfermedad celíaca con el fin de divulgar y concientizar, ya que es una condición médica subdiagnosticada. Al tener tantas sintomatologías diferentes fácilmente se puede confundir con otro tipo de enfermedades. La celiaquía es una enfermedad autoinmune. Al ingerir gluten, componente que se encuentra en los alimentos a base de trigo, avena, cebada y centeno, el sistema inmunológico de quienes padecemos la celiaquía detecta algo negativo y empieza a atacar al intestino delgado produciendo así daños en muchos casos irreversibles. El vaciamiento sanitario y los altos precios de la dieta que precisa un paciente celíaco atentan contra un correcto abordaje de la enfermedad.

 

Travesías médicas de un paciente para llegar a su diagnóstico

 

Si bien la enfermedad celíaca comparte muchas sintomatologías con otras enfermedades más comunes, esta es fácilmente detectable con un estudio médico llamado endoscopía.

Las obras sociales y prepagas intentan evitar este estudio a toda costa ya que es caro. Requiere internación ambulatoria, sedación y quirófano por lo menos. De modo que el paciente pasa a estar expuesto a diagnósticos equívocos, con tratamientos y medicaciones que no corresponden a la enfermedad celíaca, únicamente para ahorrarse como empresa de salud u obra social los costos de los estudios que conducen al verdadero diagnóstico.

¿Cómo vivir con un diagnostico celíaco, precios por las nubes y salarios miserables?

Aquí comienza el verdadero desafío de una persona celíaca para sobrevivir con salarios que no alcanzan para costear una canasta básica, menos una sin TACC (sin trigo avena cebada y centeno).

Es importante tener en cuenta que el único tratamiento médico que necesita un celíaco es un cambio en su dieta alimentaria, en principio, y si no hubiera complicaciones no es necesaria ninguna medicación o tratamiento médico más que una dieta sin gluten. Entonces es que comienza el problema, en primer lugar, en Argentina no hay una ley que obligue a todas las empresas alimenticias a indicar en sus envases de forma clara y visible si tienen o no tienen gluten. Es decir, si pueden causar un daño o no a la salud de quienes no podemos consumirlo. Queda a decisión de cada empresa someterse a un estudio bromatológico realizado por la ANMAT para indicar qué productos son aptos para celíacos.

Otro de los inconvenientes, y, quizás uno de los más importantes, es que los alimentos que son aptos tienen un precio de entre el 50 y 100% más caro que los no aptos. Lo que significa que las regulaciones estatales sobre los precios dejan por fuera a los productos sin TACC.

La Ley 27.196 vigente en Argentina solo dispone que las obras sociales y prepagas destinen $1.843 por paciente celíaco, únicamente para que puedan comprar harinas aptas. Es decir, no cubre la compra de alimentos elaborados, como por ejemplo, fideos. Se trata de una suma irrisoria que no salda ni cerca la brecha que tenemos que enfrentar los celíacos frente a los productos no aptos. Ese monto es una burla a nuestra salud y a nuestro bolsillo.

Esta condición médica es crónica y no tiene cura, o sea, que el Estado empuja a los pacientes celíacos que no pueden costear los alimentos sin TACC al hambre y a la insalubridad de por vida. La situación es más grave aún teniendo en cuenta la profundización de la crisis social en el país, con un salario mínimo equivalente a un tercio de la canasta básica, 42% de pobres y una inflación proyectada en el 50% para 2021.

¿Qué necesitamos los celíacos?

Necesitamos, en primer lugar, una ley que sea eficiente y que sea discutida por la comunidad celíaca. Que esa ley promueva que todos los alimentos en las góndolas digan claramente si son o no son aptos para el consumo celíaco, evitando así enfermarnos. Además, la resolución debe obligar a la medicina privada, hospitales y obras sociales a realizar los estudios necesarios para un adecuado diagnóstico.

Por otro lado, es preciso que el Estado retrotraiga y regule los precios de los alimentos sin gluten. No podemos pagar quienes sufrimos una condición médica los costos del mercado. Necesitamos alimentos accesibles para poder hacer nuestra dieta como corresponde. El control sobre los precios debe realizarse sobre la base de abrir los libros de las empresas que producen estos alimentos para evaluar los costos reales, y, por otro lado, debe estar sujeto al monitorio de la comunidad celíaca.

Necesitamos que todos los lugares de trabajo y estudio contengan menúes celíacos variados y de calidad. Asimismo, la asistencia estatal a los comedores comunitarios debe contemplar este aspecto. Basta de arroz todos los días, los celíacos también necesitamos cubrir todos los requisitos para una dieta equilibrada y de fácil acceso.

Es necesario un aumento urgente del monto de cobertura de las obras sociales y prepagas, $1.843 no alcanza ni para una compra en el supermercado. Y que se incluyan todos los alimentos que consumimos en nuestras dietas, no solamente las harinas aptas.

Un celíaco sin diagnóstico o un celíaco sin acceso a los alimentos necesarios corre riesgo de vida. El Estado es responsable.