Según los relatos de los trabajadores del Hospital Infantil municipal de Córdoba, la internación y posterior fallecimiento de un niño de un año disparó una alarma generalizada, con una respuesta negligente por parte del director de la institución, Daniel Marín.

Es que el niño había sido trasladado desde el Hospital del Sur, internado durante una semana por una patología no Covid-19 (invaginación intestinal) e intervenido quirúrgicamente; ante la no mejoría y necesidad de dializar, se lo hisopa para continuar con tratamientos, arrojando un resultado positivo. La estadía de una semana implica que todos los equipos de salud (de guardia, enfermeros, laboratorio, rayos, kinesiólogos, médicos, médicos especialistas y terapistas) y todo el personal administrativo, de limpieza, cocina, lavandería, mantenimiento y demás, así como pacientes y familiares asistentes al hospital durante ese período, han estado expuestos a este contagio, pudiendo además ser vectores de transmisión. El protocolo utilizado no fue el de pacientes Covid-19, pero el desenlace posterior refleja que no estamos en un escenario que permita desestimar la transmisión, con independencia de la sintomatología.

Al conocerse el resultado, los trabajadores y delegados del hospital plantearon la necesidad de cierre del hospital y exigieron hisopados para todo el personal de planta y contratado, en todos los servicios y dependencias y la desinfección total del establecimiento. Marín declaró a que ordenaría un hisopado universal, pero lo cierto es que actúa de una forma rayana con la negligencia y el incumplimiento de los deberes funcionario público: solo ha ordenado el hisopado de algunos agentes y en algunos servicios, sin garantizar el hisopado y aislamiento preventivo de los directamente ligados al personal que estuvo en contacto directo con el niño.

El criterio epidemiológico aplicado refleja que el director está minimizando la posibilidad de diseminación del virus entre el personal y tiene un profundo desprecio por la vida, tanto del personal como de las familias asistentes al hospital, ya que privilegia una estrategia focalizada para evitar el cierre del nosocomio en lugar de una estrategia integral, que obligaría a tomar medidas drásticas, y con ello una reorganización de los recursos disponibles.

El crecimiento de los contagios de Covid-19 en todo el país y en la provincia de Córdoba pone al descubierto la endeblez del sistema de salud. Durante la pandemia, no ha se modificado sustancialmente el presupuesto de salud, ni los recursos y las normativas para que las patronales del sector -ya sea el Estado o particulares- garanticen a los trabajadores (es decir, quienes nos cuidan) protocolos de bioseguridad y equipos de protección personal que minimicen las posibilidades de ser contagiados y de contagiar a otros. Tal es así que nuestro país está hoy entre los diez con mayor cantidad de contagios diarios, y exhibe una de las tasas de contagio entre el personal de salud más altas del mundo (a nivel nacional, hay 20.000 trabajadores de la salud infectados y 80 muertos).

Desde nuestra agrupación municipal Lista Fucsia, exigimos la aplicación de todas las medidas urgentes y necesarias para garantizar la preservación de los trabajadores del hospital en todos los servicios, independientemente de su condición; la puesta en cuarentena del personal completo; el cierre temporal para desinfección de todos los espacios y material del nosocomio y la provisión alternativa de establecimientos para la derivación de los pacientes que necesitan atención. Hacemos responsables directos a toda la planta política ligada a Salud de la evolución de los contagios de los trabajadores afectados y sus consecuencias.

Esta situación expone la necesidad cada día más urgente de la centralización del sistema de salud por parte del Estado, la provisión de equipos de protección de calidad y en la cantidad necesaria, y el abordaje estricto de todos los pacientes bajo protocolo de Covid-19.