El viernes 3 se dio a conocer el primer caso positivo de coronavirus en el Shopping Centro Caballito de Galerías Pacífico, perteneciente al grupo Sutton Dabbah. Se trata de un trabajador que se desempeña en atención al cliente, y el contagio sucedió al poco tiempo de haber sido cambiado el régimen laboral que este sector realizaba, por parte de la empresa.

Para prevenir la propagación del virus, se había modificado el régimen de 5×2 a uno de 24 horas de trabajo seguidas de cinco días de franco. La patronal, pese a la advertencia de que podían aparecer casos, decidió de manera unilateral que se volviese al régimen normal, exponiendo nuevamente a los trabajadores a una mayor posibilidad de contagio.

Frente a este hecho se aisló a quien dio positivo y al personal de planta que trabajó con él el último día que fue a trabajar, pero no a quienes lo relevaron día a día hasta que fue hisopado, ni tampoco al personal tercerizado que trabajó con él, lo que además genera el riesgo de que puedan contagiar al resto de los trabajadores del complejo. La única medida de bioseguridad tomada por la empresa fue la de higienizar el Shopping, pero sin afectar el funcionamiento del mismo.

El complejo se encuentra abierto prácticamente desde el primer día de la cuarentena, con el funcionamiento de unos pocos locales gastronómicos y una librería que vienen utilizando la modalidad de delivery y take away. Esto se permitió debido a que los trabajadores de vigilancia, de mantenimiento y de limpieza son considerados esenciales por el decreto de Alberto Fernández.

El hecho de que un Shopping sea considerado como actividad esencial muestra una orientación más general del gobierno, de no afectar los intereses de los grandes grupos capitalistas. En efecto, en grupo Sutton Dabbah es uno de los múltiples beneficiarios del subsidio estatal ATP que dinamita los fondos de la Anses, así como también se ven beneficiados por la reducción salarial pactada por el gobierno, la UIA y la CGT. En definitiva, uno de los grupos económicos más grandes del país -según la revista Forbes se sitúa en el puesto número 35 de los más ricos en 2019- prácticamente no debe hacerse cargo de sostener los salarios de sus trabajadores.

El cierre del complejo con el pago íntegro de los salarios y los testeos a todos sus trabajadores son las únicas medidas valederas para garantizar la salud de todo el personal.