El pico de  la pandemia en Córdoba trascurre por dos caminos: el oficial, que habla de una situación controlada y la realidad, que muestra indicios de colapso sanitario. Para corroborarlo, no hace falta más que recorrer cualquier día el Polo Sanitario y encontrarse con colas eternas para realizarse hisopados, de varias cuadras que llegan hasta el Parque Sarmiento. Así, a la intemperie, los sospechosos con síntomas, esperan.

 

 

El tema de los hisopados no es menor teniendo en cuenta que son claves para el control de focos y el aislamiento de los enfermos. El atraso de los resultados, de hasta siete días, se repite  tanto en la parte pública como en la privada. Una situación sumamente delicada que también  afecta a personal de salud, que en un cuadro de falta de personal generalizado y para que no se discontinúe su labor, no se tienen los recaudos sanitarios necesarios para evitar nuevos contagios.

Pero esto no es todo. Frente a la demanda creciente de camas, con una ocupación según datos oficiales del 59,6%, hay hospitales Covid-19 que funcionan a media máquina y otros directamente están cerrados. Es el caso, en primer lugar, del Hospital San Roque que funciona según la denuncia pública de sus trabajadores, con la mitad de su capacidad debido a la falta de enfermeras-os y otros profesionales,  a la no renovación de contratos de los médicos de internado y al traslado de otra parte al Hospital Elpidio López. Al lado, flamante de nuevo, se encuentra el publicitado Hospital modular que directamente mantiene cerradas sus puertas por no contar con el personal para asistir la demanda, derivando todo al ya colapsado Hospital Rawson. Esta anarquía ha llevado a que, por ejemplo, el Hospital Misericordia cerrara el servicio de pediatría para preparase para Covid-19, con las graves consecuencias que eso conlleva para el sur de la ciudad.

Como se ve, el control de la pandemia no es tal y recae principalmente en un esfuerzo desmedido del personal. Es lo que puso en evidencia la última jornada de lucha de los trabajadores de la salud y un descontento creciente que se traducirá en nuevas acciones.

Renovamos el planteo, ahora más que nunca, de la necesidad de la centralización del sistema de salud, el testeo masivo y sin demoras a todo el personal, los Equipos de Protección Personal (EPP) de calidad a todo el personal,  el nombramiento de los trabajadores necesarios  y el aumento de salario inmediato para todo el personal que se encuentra cobrando salarios por debajo de la línea de pobreza, como en el caso de los residentes y enfermeras. Estas últimas,  impulsan para el 1º de octubre un paro nacional de enfermería, por salario, personal, condiciones de trabajo y repudiando la represión del gobierno de Larreta a las enfermeras que manifestaban con el mismo pliego el pasado #21S. Desde Tribuna de Salud adherimos y convocamos a la jornada.