Salud

28/4/2011|1174

El Hospital Borda, al borde del cierre

-Exclusivo de internet

La reciente muerte del paciente Franklin Guarachi, carbonizado por un incendio en el Servicio 8 de Terapia a Corto Plazo del Hospital Borda el último 6 de abril -quien días antes había sido derivado del Servicio 14/22 para adicciones, cerrado de un plumazo de la noche a la mañana- ha puesto de manifiesto el creciente cuadro de desmantelamiento hospitalario que se viene profundizando en los últimos años (desde antes de la administración Macri) y que expresa el cuadro general de derrumbe sanitario.

El Servicio 14/22 terminó siendo clausurado los días anteriores al accidente por orden del secretario de Salud de la Ciudad, Jorge Lemus, frente a una orden judicial del Tribunal Nº 9 en lo Contencioso, Administrativo y Tributario (Exp. Nº 24.708/0) en el marco de una causa abierta en el año 2007 por la inseguridad edilicia y de infraestructura del hospital. Se suma a los diversos informes de bomberos de Policía Federal, que dan cuenta del gravísimo estado de precariedad del pabellón central del hospital.

El Gobierno de la Ciudad optó -en lugar de realizar las refacciones necesarias en el Servicio 14/22 y otros, de acuerdo con las órdenes judiciales- por cerrarlo y relocalizar a los pacientes (en su mayoría de “patologías duales”) en diversos servicios no preparados originalmente para los dispositivos terapéuticos en adicciones. Días más tarde, ocurriría la tragedia que costara la vida del paciente Guarachi.

En los últimos meses, puede notarse en el hospital la creciente insuficiencia de insumos y particularmente de medicamentos, que terminan influyendo en el cuadro clínico de los pacientes. El sector de Clínica Médica se encuentra al borde del colapso y muchos internos -si tienen suerte- son derivados al hospital Penna o al hospital Argerich. Junto al Servicio 14/22, es inminente el cierre del área de Neurología y próximamente otros servicios del pabellón central.

Los medios kirchneristas han tomado la denuncia de la tragedia y de la situación de abandono del hospital para abrir expectativas en la derrota de Macri en las próximas elecciones en la Ciudad. Como si Filmus o un Solanas (neoibarrismo) hubieran tenido antes políticas distintas en la salud publica. Bajo las gestiones de Ibarra y Telerman (cuyos legisladores y referentes se encuentran hoy amalgamados a la mayoría de las camarillas K de la Ciudad de Buenos Aires) el ajuste al Borda y el cierre progresivo de servicios en los hospitales Borda, Moyano y Tobar García ya había comenzado bajo la bandera de la “desinstitucionalización”.

Se suma la reciente sanción de la Ley 26.657 (Ley Nacional de Salud Mental) -rechazada por la burocracia de la Asociación de Médicos Municipales- que impulsa el cierre progresivo de hospitales monovalentes y su sustitución por “dispositivos alternativos”, junto a decisiones de internaciones como “último recurso”; a cuatro meses de promulgada la Ley, tan festejada por el kirchnerismo, los “dispositivos alternativos” (casas de medios camino, residencias, familias sustitutas, hospitales de día, centros de atención primaria, etc.) brillan por su ausencia y los hospitales generales (que la ley insta a promover para internaciones psiquiátricas “breves”) se encuentran en una situación de mayor colapso. Ni siquiera figuran en la agenda del Ministerio de Salud ni de Infraestructura (De Vido) un plan para la construcción de los dichosos “dispositivos”.

¿Consecuencia? Son contados con los dedos de una mano los jueces que firman internaciones mientras se promueven altas “compulsivas” y, en el mejor de los casos, algunos pacientes externados terminan “re-internados” en una clínica de Pami. Si no, a la calle.

Todo este cuadro catastrófico, con el silencio cómplice de las burocracias de ATE, UPCN y Sutecba (esta última por el momento sólo puso una bandera de “No al Cierre”) y, desde luego, Médicos Municipales.

Ni la “derecha” macrista ni el “progresismo”, sea éste K o pinosolanista, puede llevar adelante las tareas necesarias para una verdadera transformación sanitaria en beneficio de la población y los trabajadores. No tienen el programa para ello: triplicación del presupuesto de salud pública sobre la base de impuestos gravosos al gran capital, nacionalización del sistema de salud, con disponibilidad de todos los recursos existentes, bajo control de los trabajadores.