Salud

29/6/2020

Testimonios desde el aislamiento: continúa la crisis sanitaria en las villas de CABA

Hablan quienes se han contagiado y son aislados en hoteles y pensiones.

A pesar de que en los medios de comunicación dejaron de visibilizar la situación que se vive en las villas porteñas a partir de la circulación del Covid-19, los casos siguen aumentando y no se toman las medidas necesarias para hacerle frente. En las últimas semanas han llegado denuncias de las situaciones que se viven en los hoteles y pensiones donde son aisladas aquellas personas que dan positivo. Al mismo tiempo, la manera en que se aborda a los contactos estrechos de los positivos es cada vez más deficiente si se quiere prevenir el contagio. Los requisitos para hacerse el test son cada vez mayores y los resultados pueden demorar hasta una semana, incrementando la posibilidad de contagio por no actuar a tiempo y proceder con el aislamiento.


Compañeras del Polo Obrero nos contaron cómo es su experiencia durante el aislamiento.


Valeria y Regina, militantes y vecinas de la Villa 20, atienden el comedor del Polo Obrero asistiendo con comida a más de 220 familias, sin contar las más de 300 que están en lista de espera.


Regina, que lleva ya 10 años desempeñando esta tarea, dio positivo después de realizarse un hisopado en la Escuela N°12 de Lugano luego de estar en contacto estrecho con una vecina contagiada. Mas de 80 familias del comedor tienen integrantes con Covid-19. “Nos trasladaron en una escolar con más de 10 personas hasta un parador en Costa Salguero, mis hijos se quedaron con el papá de mi bebé en mi casa”; luego de 5 días en el barrio, el resto de la familia de Regina fue testeada y todos dieron positivo. Después de un largo drama Regina fue trasladada a un hotel en Recoleta donde pudo reunirse con sus hijos, no así con su compañero que fue derivado a otro parador debido a no contar con lugar para todos. “Estoy angustiada por mi pareja, donde el se encuentra no está bien, falta la comida, no hay agua, para 100 personas solo tienen 3 baños. Acá donde estoy con mis hijos a veces la comida es incomible, solo se comunican con nosotros por teléfono, pedí para limpiar el cuarto y no me trajeron nada.”



Valeria, que lleva más de 4 años asistiendo el comedor, nos comenta que su marido tenía síntomas. Al presentarse en el Cecilia Grierson le dijeron que el horario de testeos había acabado y que se tenía que volver a la casa. Al otro día temprano se pudo testear, y después de pasar el día entero en el Grierson lo trasladaron a un hotel, donde recién cuatro días después recibió la noticia de que había dado positivo. Valeria junto con sus hijos fueron testeados y trasladados a un hotel algunos días más tarde. “Acá con mis hijos recibimos menos de dos litros de agua para todos, la comida en varias ocasiones viene en mal estado, no nos dieron carne todavía y hace seis días estamos acá”, comenta Valeria y agrega: “a mi pareja lo mandaron a casa de nuevo sin darle el alta. Necesitábamos el certificado de alta para que pueda volver al trabajo, pero nos dijeron que todavía no la tiene”. Valeria está a cargo de la asistencia de Alejandra, una vecina con discapacidad que vive con su familia: “desde que dio positivo a mi pareja venimos pidiendo atención para Alejandra, traslado y testeo, pero no nos escucharon, hoy después de que mi pareja, sin el alta médica, vuelva a casa, tuvieron que trasladar a Alejandra en ambulancia con más de 40 grados de fiebre y me dice que ya había perdido el olfato. Estamos preocupados e indignados por el abandono y la falta de respuesta”.


Hellen, delegada del comedor del Polo Obrero del barrio Rivadavia que asiste a más de 260 familias en el bajo flores, sigue aislada en el Hotel Presidente por haber dado positivo en el test. “El domingo 21 en la noche fui a hacerme el hisopado porque el viernes había fallecido mi papá, y como quería llevarlo a Bolivia, me pidieron que me haga el test para poder viajar. A mi hija, que vive conmigo, le dio negativo. De ahí me derivaron al hotel y mi hija fue a la casa del papá. Me dijeron que tenía que estar aislada acá por 10 días. Hasta el momento no presenté ningún síntoma.” Por otro lado, coincidiendo con los testimonios de otras compañeras denuncia que la atención que se le da es mínima:  “Hay días que si no llamas no te traen la comida y hay veces que viene cruda”. La falta de un protocolo y la falta de recursos y presupuesto hace que los tests no alcancen. “Mi miedo es que si salgo mañana pueda seguir contagiando. según me dijeron al salir no me harán nuevamente el test, pero tengo que estar cinco días más en mi casa, aislada. Sigo con la incertidumbre si se me fue del todo la enfermedad. No quiero que mi hija se contagie.”


Los testimonios de las compañeras recogen un conjunto de denuncias políticas que no deben soslayarse. En primer lugar, queda claro que las compañeras son trabajadoras de los comedores y llevan adelante tareas por las que deben ser reconocidas por el Estado con puestos de trabajo bajo convenio. Por otro lado, queda demostrado que los recursos que el gobierno de Larreta está destinando a la emergencia sanitaria son notoriamente insuficientes. Los lugares para aislamiento no dan a basto, aumentaron las restricciones para los testeos, el agua y la alimentación de los vecinos aislados no son las adecuadas, vecinos sin ser dados de alta son devueltos a sus casas en los barrios más afectados, donde pueden seguir contagiando a otros vecinos, además deben cumplir aislamiento sin asistencia económica ni alimentaria, entre otras problemáticas.


Desde la banca del PO-FIT en la legislatura porteña hemos elaborado y lanzado un conjunto de campañas junto con vecinos y militantes del Polo Obrero de todas las villas de la Ciudad. En base a una serie de relevamientos se han presentado pedidos de informe, a partir de los cuales se elaboró un proyecto de ley para establecer un Protocolo de Acción, que atienda la crisis social y sanitaria que se vive en las villas, y que contemple un aumento presupuestario para garantizar la provisión de agua potable, de asistencia alimentaria, un seguro al desocupado, contratación de personal de salud y testeos masivos. Exigimos el refuerzo del presupuesto destinado a Cesacs (centro de salud) y hospitales públicos. Asimismo, solicitamos que se declare la emergencia sanitaria por dengue y pedimos planes de desinfección, descacharrización y provisión de kits de higiene. Lanzamos un petitorio, firmado y levantado por vecinos de todas las zonas del barrio, reclamando la renuncia de Diego Fernández, secretario de Integración Urbana de la villa 31 responsable político de la crisis vivida en el barrio, que se llevó la vida de referentes y militantes sociales, y que dejo a las claras las consecuencias de la falsa “urbanización”. Por otro lado, se presentó un proyecto de ley para equipar al Cecilia Grierson con 200 camas de internación, 100 respiradores y el personal de salud necesario para su funcionamiento, y que finalmente la Comuna 8 cuente con un verdadero Hospital de Agudos, como reclaman sus vecinos desde hace años.


Para unificar todos estos reclamos, desde la banca del PO-FIT en la Legislatura solicitamos una reunión con funcionarios del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad, a cargo de María Migliore, y del Ministerio de Salud porteño, a la que podamos asistir con vecinos y referentes de todas las villas y presentar un pliego de reclamos que debe ser abordado por ambos ministerios en coordinación con el gobierno Nacional.


Sigamos organizándonos en todas las villas de la Ciudad para arrancar una respuesta por parte del gobierno.