Salud

27/4/2020

Universidad virtualizada y salud mental del docente universitario

La “otra” curva de la que nadie habla

Secretario General AGD UBA Psicología. Agrupación Naranja de Docentes Universitarios

Las asambleas virtuales que los docentes estamos realizando contra la virtualización forzosa impuesta por las autoridades universitarias comienzan a convertirse, no solamente en una instancia de organización, sino además en un clarificador terreno de denuncias y testimonios sobre los efectos y las secuelas que esta nueva situación está empezando a tener en la salud mental y en la vida emocional de muchos trabajadores docentes de la UBA.


Desde la AGD-UBA de Psicología ya realizamos dos asambleas virtuales desde comienzos del mes de abril frente a la situación planteada por la virtualización del decano Biglieri. Hemos podido verificar, a través de muchas intervenciones, las secuelas psíquicas y anímicas que la virtualización está comenzando a generar en la docencia. Ocurre que la presión ejercida “para que las clases virtuales funcionen como sea” y la denigración en muchas cátedras de las tareas académicas y didácticas del docente (que en muchos casos se convierte en un “teleoperador de atención al cliente” por fuera de su horario de clases, o en un mero moderador de foros virtuales de discusión de sus alumnos) comienzan a transformarse en diversas sintomatologías en su salud mental: angustia, estrés, situaciones de ansiedad y principalmente trastornos del sueño están comenzando a tomar cuerpo de manera preocupante. A la curva de los casos del Covid-19, se suma otra curva: la del malestar psíquico del docente virtualizado.


Las causas son múltiples: muchas compañeras y compañeros vienen denunciando cómo desde las cátedras se les exige garantizar el soporte técnico y la conectividad imprescindible para el normal funcionamiento de sus clases virtuales: ampliación de cantidad de megas de WiFi, cambio de dispositivos, etc. lo cual implica un recorte salarial indirecto ya que recae sobre su bolsillo.


Otro elemento alienante para la salud mental del docente: la hiperconexión virtual de carácter vertical (en grupos de whatsapp y foros con docentes de mayor jerarquía) y horizontal (con docentes pares). Muchos testimonios dan cuenta del grado de permanencia virtual permanente en estos grupos, con un cuadro de deliberación y presión constante para poder garantizar y reparar los problemas técnicos que surgen a la luz de la virtualización de sus clases. No faltan inclusive los casos donde la presunta “responsabilidad” del docente para poder garantizar la modalidad de clase virtual impartida desde la cátedra (insistimos, muchas veces sin los recursos técnicos acordes) lo convierte en “culpable” de “no poder”, y la culpa se transforma en angustia.


En este marco, toda una diversidad de sintomatología epidemiológica en el campo de la salud mental del docente universitario, frente a la virtualización forzosa y disruptiva, comienza a manifestarse casi a “cielo abierto” en las propias asambleas virtuales (como en el caso de Psicología). De hecho, en los últimos días la AGD-UBA ha lanzado una campaña de relevamiento virtual para toda la UBA para medir –entre otras cosas- el impacto psíquico y emocional que esta situación está empezando a tener, ya que comienzan a agregarse nuevos elementos que hacen a la insalubridad del trabajo docente universitario (y que previo a la virtualización forzosa no estaban).


Frente a la virtualización forzosa, defendamos los derechos docentes


Ningún revolucionario puede oponerse al avance tecnológico (contrariamente a algunos disparates vomitados por algunas sectas universitarias que acusaron a la Naranja Docente y a la AGD de “luditas” -sic- porque denunciamos esta la virtualización forzosa). Defendemos la integración de la virtualidad en el campo educativo como dispositivo complementario didáctico a la presencialidad en la relación docente–estudiante, forma fundamental y general de construcción colectiva del pensamiento crítico y experiencia de ampliación del saber científico, del cual el campo empírico educativo es uno de sus principales fuentes.


A su vez, cualquier “avance tecnológico” que se despliegue en detrimento de los derechos adquiridos de docentes y estudiantes se convierte en una traba para el propio desarrollo del saber científico en general, y universitario en particular. Alertamos que la “virtualización forzosa” impuesta por las camarillas universitarias en el marco de la cuarentena y la pandemia mundial puede terminar transformándose no en una “excepción” sino en una norma y prueba piloto para avanzar en la virtualización educativa de la “educación a distancia” privatista, fogoneada desde hace años por el Banco Mundial y el propio CIN.


La gravísima crisis humanitaria, social, económica y sanitaria del régimen capitalista mundial profundizada por la pandemia mundial del Covid-19 viene a desnudar de manera elocuente el antagonismo y las contradicciones entre la “clase dirigente” del campo educativo y los intereses y necesidades más generales y básicos de las mayorías populares. La virtualización forzosa, privatista, insalubre y antiobrera en el mundo del trabajo (y especialmente en el campo educativo) es la prueba más fiel de ello.


En tiempos de catástrofe, reivindicamos la asamblea virtual de AGD Psicología como método de organización contra toda medida de “excepción” antagónica con los intereses del movimiento docente y como instancia de expresión y denuncia frente al reciente y creciente padecimiento de nuestras compañeras y compañeros de la Facultad frente a la virtualización forzosa de las camarillas universitarias y el Decano.