Sindicales

9/11/2000|687

A Clarín hay que meterle la huelga general con ocupación

Los trabajadores de prensa de Clarín y Olé se debaten en la necesidad de superar una serie de limitaciones en la lucha contra los despidos del monopolio Clarín, en particular la completa falta de un sindicato que los movilice. Se trata de la necesidad de defender la organización sindical de los 1.500 compañeros de Clarín.


El golpe recibido –117 despidos, que incluyen a toda la representación sindical, a sus activistas, más la sección Corrección casi completa y el cierre de la revista Mística– es la brutal respuesta patronal al surgimiento de una Comisión Interna representativa, que la empresa no ha querido reconocer.


El despido prácticamente total de la sección Corrección, para que el resto del personal se autocorrija, simboliza el objetivo estratégico del ataque: la superexplotación del trabajador de prensa, el aumento de sus tareas, de sus ritmos, de sus horarios, de sus funciones. En fin, reventar el Convenio y el Estatuto del Periodista.


El desenlace del gran proceso de reorganización que iniciaron los trabajadores de prensa de Clarín-Olé es esperado por todas las patronales para encarar, a su turno, el ataque a sus propios trabajadores. Una verdadera ola de organización sindical y rebelión antipatronal recorre el gremio: Télam, BAE, Página/12, La Razón, Crónica, etc. A esto hay que sumar la resistencia a la desregulación de la distribución que protagonizan los canillitas.


El antecedente inmediato del despido –quizás el detonante– fue el rechazo de la dirección de la Utpba al reclamo de expulsión de los dos burócratas de su riñón (aceptó echar sólo a uno) que impugnaron en la Justicia a la nueva interna.


Pero el problema político de fondo de esta lucha –o sea, el lanzamiento de la huelga general hasta la reincorporación de los despedidos– no se había logrado imponer hasta el cierre de esta crónica. Hubo asambleas y piquetes, se declaró la huelga el domingo, que se levantó al final de ese día, y se realizó un combativo piquete que bloqueó la salida de los camiones el sábado por la noche. El piquete se enfrentó también a la Guardia de Infantería en dos oportunidades, el domingo, e incluso se intentó ingresar al diario. Hubo compañeros golpeados por la policía y los ‘patovicas’ contratados por la patronal.


La patronal no se mueve, es cierto, en un cuadro político favorable, luego del retroceso del gobierno ante los piquetes de La Matanza. Otros sectores salen a la pelea; incluso Télam relanzó su plan de lucha contra el desmantelamiento de la agencia.


Clarín ha armado un cerrojo informativo con los demás monopolios de prensa. Pero en el corto camino recorrido, el conflicto se abrió paso en distintos medios.


Por la reincorporación de todos los trabajadores despedidos.


Por el apoyo incondicional a la lucha emprendida por los compañeros de Clarín-Olé.


Colaboremos en lograr la huelga general.


Lunes 6, 23 horas