Sindicales

21/3/2013|1260

A espaldas de las luchas

La marcha del 14 de la CGT-CTA

La marcha convocada por la CTA de Micheli y por la CGT Moyano frente al Ministerio de Trabajo no suscitó el interés del movimiento obrero. Sin paro de los gremios, la CTA fue con una columna escasa de Ate, y sólo disimuló el inmenso raquitismo la participación de organizaciones sociales y políticas. Moyano, que hasta último momento dudó en ir, finalmente realizó una movilización de aparato que incluso le copó el propio acto a Micheli.


El contenido político de los discursos fueron un gran cero a la izquierda para los trabajadores. Micheli anunció por enésima vez que siguen “en la calle” y que están “construyendo” un paro nacional.


El largo discurso de Moyano tuvo su punto fuerte en la defensa de Scioli. En cambio, no dijo una palabra en relación al reclamo por la anulación del impuesto al salario y la devolución de las asignaciones familiares.


Después del paro del pasado 20 de noviembre, la CGT y la CTA opositoras sólo han retrocedido. El recurso a las marchas aisladas se ha agotado por completo.


Mientras los docentes de varios y fundamentales distritos están bordeando la huelga general; mientras la burocracia oficial acuerda topes por debajo del 20%; las burocracias opositoras están concentradas en su estrategia para las elecciones parlamentarias de octubre, y comprometidas con enemigos de la clase obrera. Moyano, en el apoyo al peronismo opositor; Micheli coqueteando con encabezar alguna lista del FAP.


El movimiento obrero necesita un plan de lucha para quebrar la ofensiva del gobierno. Por $8000 de salario básico, anulación del impuesto al salario, salario familiar para todos de $700 por hijo, 82% móvil para los jubilados, apertura de los libros de las empresas formadoras de precios y pase a planta de precarios y tercerizados. Un Congreso de Bases de todo el movimiento obrero debería discutir, a partir de ese pliego básico de reivindicaciones, un programa económico de salida a la crisis y desorganización económica que el kirchnerismo pretende facturarle a los trabajadores.