Sindicales

20/2/1997|528

A la lucha por la reincorporación de los despedidos

La lucha por la reincorporación de los 42 compañeros despedidos de Fiat Auto (en su mayoría, delegados y miembros de la provisoria del Sitramf) se encuentra en una encrucijada.


La Secretaría de Trabajo de Mestre anunció que no habría prórroga de la conciliación obligatoria y ‘sugirió’ la formación de una comisión entre empresa y cesantes para discutir caso por caso los despidos. Existe un pacto entre la empresa y la burocracia del Smata, que se niega a representar a los trabajadores en conflicto y avala los despidos, y la empresa, que se niega a reconocer a otro sindicato que no sea el Smata.


El gobierno y la patronal necesitan una derrota obrera para imponer el convenio Fiat-Smata, que se encuentra parado desde principios del año pasado.


Aunque todas las conducciones sindicales reconocen que ésta es una lucha decisiva para todo el movimiento obrero, ni la CGT (en la que milita el MTA y que se animó a sacar un comunicado de apoyo luego que lo hizo Daer) ni la CTA han hecho lo elemental de poner fecha y hora a un paro general para quebrar el brazo de la Fiat y el gobierno.


Aunque los legisladores ‘opositores’ se ‘desgarran’ planteando la ‘dignidad del hombre’, ni uno de ellos disimula su acuerdo básico con la patronal ‘flexibilizadora’.


La ‘conciliación obligatoria’ fue, en todo momento, una caricatura, como lo pusimos en nuestra edición anterior, porque el gobierno no reconocía como parte de las negociaciones al Sitramf. La negativa del Smata a representar a los obreros de la ex-Cormec desnudó que la ‘conciliación’ no tenía nada de obligatoria ni de legal, y que fue una maniobra enteramente orquestada para desocupar la fábrica.


La interfabril


El anuncio efectuado por Carlos Gallo durante la toma, de que existía un acuerdo con la Lista Blanca, de oposición, del Smata, para formar una interfabril de las plantas mecánicas, no pasó de la palabra. Se bloqueó de este modo la iniciativa más importante para generalizar la lucha y para impulsar la liquidación de la burocracia de Campellone, que es una condición para la victoria de los trabajadores automotrices. En oposición a la propuesta de interfabril, la CTA largó la consigna de ‘Intergremial’, con vistas a formar una central sindical alternativa. En lugar de medidas para derrotar a la patronal de Fiat, a la burocracia de De Gennaro le importan más sus proyectos ‘institucionales’, y más todavía cuando sirven para frenar una lucha.


Pero mientras se buscaba llevar al Sitramf a un callejón sin salida, la situación del Smata se hizo más explosiva, con la ocupación de la autopartista Bergomi, dependiente del Smata, vaciada a partir de que Ciadea trasladó sus órdenes de trabajo a una subsidiaria en la que los operarios cobran 1,96 la hora, contra los 3,60 que percibían en Bergomi. La ‘tercerizada’Polymont ha tomado a su cargo el ‘gerenciamiento’ de Mantenimiento de Ciadea y ha lanzado una campaña para imponer el traspaso a la contratista, aunque el 90% de los operarios decidió mantener su relación laboral con la terminal. La patronal ha anunciado la decisión de discutir el convenio colectivo (vencido hace tiempo) en abril, lo que preanuncia el intento de aplicar también el convenio Fiat en la Renault. Ante una ofensiva de esta magnitud, con Fiat Auto en lucha y una burocracia desprestigiada y convertida en verdugo de los propios trabajadores, la interfabril de base de Fiat Auto, Ciadea, Transax, podría acabar con el convenio Fiat y la burocracia del Smata, impulsando un plan de lucha conjunto.


La dirección del Sitramf tiene toda la autoridad para convocar a los trabajadores de las plantas mecánicas a esta tarea, incluso para resolver una movilización en común por los 42 cesantes, el ingreso de los trabajadores de Bergomi a Ciadea y el rechazo a la ‘tercerización’. Los activistas de Ciadea, de Transax, de Perkins, deberían también tomar iniciativas propias en esta dirección.


Ante el fin de la ‘conciliación’: ocupar de nuevo


La conciliación no dio nada; los despidos son inaceptables para los trabajadores. Es necesario entonces organizar a fondo la reocupación de la planta, lo que significa formar piquetes, armar una red de abastecimientos y crear un comité de apoyo con los familiares. También significa llamar a un paro general del Smata y formar la interfabril automotriz.